Libros
Crímenes de libro
Se edita «la biblioteca del crimen de Francisco Pérez Abellán»
«El crimen siempre paga», y ahora podemos decir que también «se publica» gracias a la colección Biblioteca del crimen puesta en marcha por la editora Nowtilus. Dirigida por Francisco Pérez Abellán, uno de los más grandes expertos en la materia, esta colección de libros cuenta, por desgracia, hechos auténticos que han tenido lugar tanto en España como en todo el planeta.
El editor de Nowtilus, Santos Rodríguez, explica que con ella buscan que «todos puedan conocer a fondo el mundo del crimen» de una forma realista. La idea surgió cuando Pérez Abellán le explicó a Rodríguez el enorme desconocimiento que había en la sociedad sobre estos asesinatos. La saga comienza con las obras del propio Pérez Abellán: «Crimen y criminales» en dos volúmenes y «El hombre lobo y otras bestias. Psicópatas, mujeres diabólicas y monstruos del crimen». Son los primeros, pero seguirán más, por ejemplo otro sobre asesinos en serie escrito por Janire Rámila: «Depredadores humanos».
Pérez Abellán afirma que «para combatir el crimen es necesario conocerlo», y él lo ha estudiado en profundidad: pone ejemplos de docenas con todos sus detalles, pero hay uno por el que se decidió a ser criminólogo: «En mi pueblo mataron a un sacerdote católico y parecía que no había forma de resolver el enigma del por qué, pero al cabo de cinco meses todo quedó claro», por eso pensó que si aquel se había resuelto, «todos tienen solución». Desde entonces se dedicó a estudiar, analizar y llegar a varias conclusiones: «Las leyes españolas han quedado obsoletas porque se ha legislado siempre de espaldas a la calle», incluso hoy día. En una comparecencia pública, el ministro de Justicia Caamaño aseguraba que no se debía legislar «en caliente» sobre los crímenes. Para Pérez Abellán, eso es totalmente erróneo: «No son temas calientes, es que están ardiendo, como los de los crímenes sexuales o los atracadores reincidentes», y denuncia que «se ha legislado con unas leyes que eran modernas en el siglo XIX». Y añade que «endurecer las penas no se considera progresista o moderno, cuando lo que es moderno es que la gente viva en paz». «La criminología no tiene por qué ser políticamente correcta», ya que «los criminales no son distintos por ser hombres o mujeres, ni para bien ni para mal».
Sus libros, explica, buscan «informar a los ciudadanos sobre lo que realmente está pasando» y que surja «el deseo de investigar porque hay que mejorar la convivencia y la seguridad, y eso es una tarea de todos».
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