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Crecen las dudas de que la cumbre de Cancún produzca resultados

 La Cumbre sobre Cambio Climático de Cancún avanza con dificultades tras más de una semana de negociaciones y se necesita una mayor implicación política de los países para cerrarla con un acuerdo, coincidieron hoy diplomáticos y ONGs.

Los ministros de Medio Ambiente de los 194 países que asisten a la conferencia en esta ciudad mexicana se han puesto desde hoy al frente de sus respectivas delegaciones, de cara al inicio el martes del tramo de alto nivel de la reunión, que se inauguró el pasado 29 de noviembre y concluirá el próximo 10 de diciembre.

La comisaria europea de Acción contra el Clima, Connie Hedegaard, pidió a los ministros que aprovechen los próximos días para superar las diferencias entre países desarrollados y en desarrollo que lastran las negociaciones.

"El acuerdo está dentro de alcance en la negociación, pero hace falta acelerar el paso", explicó en una conferencia de prensa Hedegaard. Las negociaciones a nivel ministerial partirán de los dos documentos de trabajo preliminares que la ONU divulgó el pasado fin de semana, y en los que se delimita el marco de las discusiones de los próximos cinco días.

El primero de los textos aborda posibles recortes de emisiones a largo plazo, así como la lucha contra la deforestación, la transferencia de tecnología y las ayudas financieras a los países en desarrollo para adaptarse y mitigar el cambio climático.

Los países desarrollados aceptan aportar 30.000 millones de dólares (unos 22.500 millones de euros) antes de 2013 y 100.000 millones de dólares (unos 75.000 millones de euros) anuales a partir de 2020, pero a cambio exigen mecanismos de control estrictos con lo que no satisfacen a los receptores de la ayuda.

El segundo documento trata de las propuestas para prolongar el Protocolo de Kioto, que expira en 2012, sobre lo que no hay consenso después de que Japón reiterara su negativa a ampliarlo al principio de la conferencia.

Tokio considera injusto que algunos países industrializados acepten metas de reducción vinculantes que afectan a su competitividad, mientras que los grandes contaminadores como EEUU y China se limitan a establecer recortes voluntarios.

Pese a las dificultades que atraviesan las negociaciones, algunos observadores se muestran cautelosamente optimistas sobre la posibilidad de que el encuentro concluya con acuerdos significativos en ciertas áreas.

El portavoz de Oxfam, Tim Gore, aseguró que la atmósfera en esta cumbre es más "positiva"que la que se respiraba en la conferencia de Copenhague de 2009, que terminó en fiasco.
"Lo que queda claro es que nos encontramos en una posición mejor a la de hace un año", afirmó en una conferencia de prensa Gore, para quien en Cancún se pueden sentar las bases para lograr un acuerdo global en la cumbre de Durbán (Sudáfrica) de 2012.

El activista aseguró que las negociaciones que se han llevado a cabo hasta ahora han servido para establecer las posturas más extremas, y los países deberían avanzar hacia "una posición media"que permita el compromiso en los próximos días.

Tara Rao, del Fondo Mundial de la Naturaleza, consideró que las delegaciones han demostrado deseo de alcanzar un acuerdo, pese a que las diferencias siguen siendo amplias en asuntos como las reducciones de emisiones, el Protocolo de Kioto o la ayuda financiera a los países en desarrollo.

"Ahora les toca a los ministros demostrar voluntad política", agregó. El jefe de la delegación de Bolivia y embajador ante la ONU, Pablo Solón, se mostró menos optimista acerca del curso de las negociaciones, en particular por la ausencia de compromisos acerca de metas de reducción vinculantes.

"Es extremadamente preocupante, porque es el corazón de las negociaciones", resaltó el diplomático boliviano, para quien la cumbre no podrá avanzar si no se resuelve este "tema central". La posición boliviana y del G77, formado por las naciones en vías de desarrollo, es de exigir a los países industrializados que recorten sus emisiones contaminantes en una horquilla que va del 40 al 50 por ciento.

El documento de la ONU propone un compromiso entre las posiciones de los países en desarrollo y de los ricos, en el que sin, especificar recortes, se fije la meta de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados.