Pagando

Me cuesta entender, creo que como a casi todos los ciudadanitos de a pie, cómo y porqué se ha producido este desastre llamado crisis y que consiste en que la mayoría trabajadora paga los platos rotos por los especuladores financieros. Un amigo mío, ex banquero, me lo intenta explicar: «Lo hicieron amparados en una desregulación de los mercados que habían exigido una y otra vez para justificar el buen funcionamiento del mercado que ellos llaman libre, y que nuestros políticos otorgaron de buen grado». Esos prohombres de nuestra sociedad llevaron al borde de la quiebra a las instituciones que dirigían. «El sistema se puede colapsar», nos dijeron entonces, «todo se va a ir a paseo, los ahorradores perderán sus ahorros, los depositantes sus depósitos y las empresas el crédito que necesitan para sobrevivir…». Aterrorizados ante aquel panorama dantesco, los políticos de los países desarrollados emprendieron una «heroica» cruzada de salvamento de los bancos en crisis con nuestro dinero. «En sólo seis meses dieron a esos bancos 18 billones de dólares». O sea, si no entiendo mal, los avariciosos negociantes provocan el desastre y los políticos, acojonados, les dan el dinero público para que salven el «sistema». Dinero que recobrarán bajándonos el sueldo, rebajando las pensiones, eliminando los 400 euros a los tantos parados que han provocado, recortando en lo social. Vaya, lo mismo de siempre, los ricos quitándoselo a los pobres. Algo huele a podrido por aquí, colega. Algo muy gordo estamos haciendo mal. Y mientras, nosotros calladitos, asustaditos, que ya se encargan ellos de meternos el miedo en el cuerpo. Agarraditos a la limosna que nos dejen. Y sin saber dónde está la verdad. Dónde mirar que no la manipulen.