Grupos
Glamour guiri
Creo que en Berlín, no se habla de otra cosa. El reportaje del Frankfurter Allgemeine sobre el estilismo de nuestros políticos/as ha paralizado el país germano por su gran trascendencia. Ya saben, cosas de la comunicación global: uno empieza por salir en La Noria y acaba sometiendo su porte y guardarropa a la crítica internacional. Por lo visto, ser un parlamentario brillante y tener las ideas claras ya no es suficiente. Ahora, además, el político español tiene que tener una imagen que guste si no quiere salir en cantares. Que nadie me interprete mal, con esto no pretendo decir –Dios me valga– que nuestras ministras sean un dechado de virtudes en lo que a gestión y trabajo se refiere, pero no hay nada que fastidie tanto como que vengan de un país cuya mayor aportación al mundo de la moda han sido las sandalias de fraile con calcetines blancos a darnos lecciones de glamour. Vale que la Merkel haya tenido que ponerse en jarras para meter a Zapatero en cintura, pero de ahí a marcar tendencia hay un trecho. Por eso, antes de que el Frankfurter le dedique su próximo editorial a las patillas de Tomás Gómez, que me lo veo venir, alguno de nuestros dominicales debería dedicar una doble página al estilista capilar de la canciller germana, si es que existe. Es lo que tiene meterse en camisa de once varas, liebe freunde: que donde las dan, las toman.
✕
Accede a tu cuenta para comentar