Vic

Ahora el burka

La Razón
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El «Proyecto Europa 2030», que la Comisión de Sabios de derechas e izquierdas acaba de entregar al Consejo Europeo, espera zanjar el zigzagueo al que han estado sometidas las políticas de inmigración al afirmar lo que algunos venimos sosteniendo desde siempre: debemos «tratar la emigración conforme a nuestras necesidades demográficas y productivas», a lo cual también siempre añadimos: «priorizando la cohesión social en los barrios». Y es que, eso es lo sustancial, de ahí que nuestros políticos deban tener cuidado en elevar a la categoría de principal lo que es accesorio.Y es que, últimamente está siendo normal tirar la piedra y esconder la mano o, lo que es lo mismo, armarla en público y excusarse en privado para maximizar el escándalo y minimizar la disculpa. Es el caso del alcalde de Vic (CiU) con la delación; los despropósitos del PP con los gitanos; y ahora la polémica sobre el burka, al que, para embrollar, hay quién llama «velo integral».Sí, de un tiempo a esta parte los conflictos migratorios no los protagonizan los ciudadanos, sino políticos de distinta condición: desde el Caballero Legionario, que encabezó las protestas de Salt, hasta ilustres ediles y parlamentarios, con la delación y el burka.Si lo que nos importa es lo sustancial, deberíamos convenir que lo civilizado es, en primera instancia, obligarnos a priorizar el consenso, de ahí que deba ser el medio primero el diálogo institucional, en vez de la bronca populista.