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Doce cuchillos para coser a puñaladas a su ex pareja

Vecinos de la víctima condenan el asesinato
Vecinos de la víctima condenan el asesinatolarazon

SEVILLA- Fueron una pareja anómala, –tío y sobrina–, y su relación tuvo el peor de los finales imaginables. Fernando Frías Guisado, de 35 años, apuñaló «unas 32 veces» a Inmaculada Duarte Frías, de 28, y empleó «hasta 12 cuchillos diferentes para hacerlo», según fuentes de la Guardia Civil. La dantesca escena tuvo lugar la noche del pasado martes, en el número 6 de la calle Manuel Moreno Torroba de Marchena (Sevilla) y contó con una testigo que nunca debió serlo: una pequeña de tres años, hija de ambos.

Los agentes del Instituto Armado hallaron el cadáver de su madre en la cocina de la vivienda y, según relató una vecina de la víctima, su asesino había llamado con anterioridad a la puerta de su casa con las manos ensangrentadas para entregarle a la menor, a la que habían oído chillar, y para confesar lo que había hecho. De hecho, fue el propio agresor quien pidió que llamaran a la Guardia Civil y recibió a los agentes en la vivienda de su ex pareja, donde lo arrestaron tras comprobar lo sucedido mientras su hija repetía: «Mama ha muerto. Papá mató a mamá». Se le imputa un delito de homicidio y otro de homicidio en grado de tentativa, puesto que en su ataque también hirió en el cuello a la que era la actual pareja de la asesinada.
Al cierre de esta edición, el detenido permanecía en las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla y se prevé que sea puesto hoy a disposición judicial.

Reincidente
Era reincidente, además, en la práctica de la violencia de género porque, según la Junta de Andalucía, la víctima estuvo en centros de emergencia en 2004, 2005 y 2006, año en el que presentó su primera denuncia contra él, que luego retiró. En 2009 y en junio de 2011 volvió a denunciar a quien finalmente acabaría con su vida, incluso con una orden de alejamiento. Y ello a pesar de que para algunos familiares, el desenlace de esta historia era previsible. Días atrás Inmaculada había mantenido una conversación con su madre sobre las numerosas mujeres que han muerto este año a manos de sus parejas y le comentó que ella «podría ser la próxima». Además, varios vecinos contaron a los investigadores que el mismo martes, el presunto asesino había desvelado sus intenciones en un establecimiento de Marchena. Inmaculada no quiso vivir en una casa de acogida. Tal vez confió en un sistema que, sin duda, le falló.