Prevención
Uno de cada tres valencianos come peor por la crisis
Alitas de pollo, hamburguesas y refrescos destronan a la ternera, el pescado blanco y el vino. «No se planifica el menú. Se compra hoy para comer mañana»
Valencia- Uno de cada tres valencianos ha cambiado de manera considerable el modo en el que se alimenta, y no precisamente hacia hábitos más saludables. Ha descendido el consumo de la carne roja -especialmente de la de ternera- y el del pescado con menor contenido en grasas -el blanco-, para convertir en reyes de la mesa a las aves o la sardina, que comparten mantel con las alitas de pollo, cuyas ventas se han disparado en los últimos meses en las carnicerías de barrio a causa de la crisis.
El qué se come está relacionado directamente con el cuándo se compra y, si en época de bonanza se llenaban los carritos cada diez o quince días y se planificaba el menú familiar con antelación suficiente para equilibrar las necesidades nutritivas, las penurias económicas hacen que se adquieran los productos a dos o tres días vista. «Compran hoy para comer mañana y compran barato. Comer bien no es una prioridad para los que no llegan a fin de mes», lamenta Miguel Ángel Escartí, cirujano y director médico de IntraObes, clínica especializada en la investigación y tratamiento de la obesidad.
A la comunidad médica le preocupa el giro que ha dado la dieta mediterránea frente a la popularización de la comida rápida. «Aquellos que antes tomaban un menú de ocho euros, con dos platos y postre, ahora optan por una de esas hamburguesas a un euro». Son los mismos que han dejado de beber vino tinto -tan alabado por sus propiedades antioxidantes y como protector contra enfermedades cardiovasculares- para pasarse a los refrescos y bebidas azucaradas.
Las consecuencias del cambio van más allá de unos kilos de más -muchos en algunos casos-, especialmente entre las mujeres, que siguen siendo, en la mayoría de los casos, las encargadas de organizar la cocina y alimentar a la familia. Porque el sobrepeso lleva consigo el riesgo de diabetes tipo II, la más común y la que se tratan de manera incorrecta dos de cada tres pacientes.
Es precisamente a este colectivo al que va dirigida la cirugía metabólica que aplica la clínica de Escartí. Se trata de una serie de técnicas que se realizan sin abrir el abdomen (por laparoscopia) y que han evolucionado de la cirugía de la obesidad. Además, mejora o resuelve las complicaciones en corazón, riñón, ojos y arterias y permite al paciente incorporase a su actividad habitual en diez días. En tres meses toma la mitad de la medicación y a los nueve, tres de cada cuatro pacientes no vuelven a necesitar medicarse para su diabetes.
Si la sanidad pública practicara de manera habitual este tipo de intervenciones -actualmente lo hace de manera excepcional en contados hospitales- el ahorro sería considerable, explica Escartí. «Un diabético le cuesta al sistema 4.500 euros al año. Operarle con esta técnica, unos 6.000, pero ya nunca más se tendrá que medicar, con lo que se ahorra en la factura farmacéutica».
El Día Mundial de la Diabetes se celebra mañana bajo el lema «Protejamos nuestro futuro», con el objetivo de concienciar a la población sobre una patología que afecta a un catorce por ciento de los españoles mayores de edad y que se encuentra entre las diez principales causas de invalidez.
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