Historia

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Santos un hombre que siempre tuvo claro que quería ser presidente

La llegada de Juan Manuel Santos a la Presidencia no fue casual. Desde muy joven ya tenía una meta: ser Presidente de la República. Y para eso se preparó.

Santos, un hombre que siempre tuvo claro que quería ser Presidente
Santos, un hombre que siempre tuvo claro que quería ser Presidentelarazon

Cuando apenas tenía 14 años y estaba en el colegio San Carlos ya les hablaba a sus compañeros de su propósito de vida. Alguna vez uno de sus condiscípulos le preguntó por qué se pintaba las uñas y su respuesta fue tajante: "Es que voy a ser Presidente".

 

Y desde entonces, poco a poco, todos sus pasos empezaron a llevarlo por el mundo político, algo que no era del todo desconocido para él, pues es sobrino nieto del ex presidente Eduardo Santos e hijo de Enrique Santos Castillo, editor general de EL TIEMPO.

 

Fue cadete de la Armada. Es economista y administrador de empresas, con posgrados en Economía, Desarrollo Económico y Administración Pública en la Escuela de Economía de Londres y la Universidad de Harvard. Pero su verdadera pasión es la política.

 

Su acendrada formación económica hace pensar que ese mismo será su énfasis en el Gobierno.

 

Durante 9 años representó a la Federación Nacional de Cafeteros en la Organización Internacional del Café, en Londres, pero luego regresó al país para asumir la subdirección de EL TIEMPO. Este último cargo le mostró mucho más su camino hacia la Casa de Nariño.

 

En 1991 decidió lo que para muchos fue una arriesgada apuesta: dejar la fila para asumir la dirección de este diario y meterse de lleno en el mundo político.

 

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Por solicitud del entonces presidente César Gaviria asumió el Ministerio de Comercio Exterior. Fue realmente su creador y organizador y suscribió desde allí los primeros tratados de libre comercio. También dejó ver desde ese momento una de las cualidades que más reconocen defensores y adversarios: capacidad para armar equipos eficientes.

 

Fue el último designado a la Presidencia que tuvo el país. Desde entonces, se empezó a hablar del Santos 'presidenciable'.

 

En el gobierno de Andrés Pastrana fue ministro de Hacienda y desde esa posición enfrentó con éxito la crisis económica más grave de los últimos 50 años. Con una reforma constitucional que modificó el régimen de transferencias y varias leyes de orden fiscal se dio comienzo a una etapa de saneamiento de las finanzas de la nación y las entidades territoriales.

 

Desde esta cartera mostró su habilidad política para moverse en el Legislativo.

 

Le aceptó al presidente Álvaro Uribe la cartera de Defensa, en su segundo mandato, y se convirtió en protagonista de la política de Seguridad Democrática. Mientras estuvo en ese cargo, las Farc recibieron los más duros golpes de su historia: la 'Operación Jaque' que permitió la liberación de 15 se cuestrados sin disparar un solo tiro y la muerte de 'Raúl Reyes', entre otras.

 

Desde hace casi tres años se daba como un hecho que si Uribe no lograba la segunda reelección, Santos sería su más seguro sucesor.

 

Santos supo esperar. El 26 de febrero pasado la Corte Constitucional negó la posibilidad a una segunda reelección de Uribe y 10 días después el partido de 'la U', el mismo que Santos había creado, lo ungió como su jefe y le hizo la venia para su candidatura presidencial.

 

El pasado 30 de mayo, con 6'758.539 votos, Santos demostró que en la urnas también es un ganador.Pocos le apostaron a su aplastante victoria. Y ayer lo ratificó.

 

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Juan Manuel Santos, de 59 años, es un hombre de hogar que, como dice su esposa, María Clemencia Rodríguez, no pone problema para vestirse ni para la comida. Él puede pasar de un lujoso restaurante a comer una bandeja paisa o un chicharrón. Casi todo le gusta.

 

De acuerdo con Yolima Jiménez, quien lo ha acompañado durante más de 27 años como asistente y asesora en todos sus cargos, su almuerzo favorito es el que le mandan desde la casa en una lonchera térmica. Casi siempre, como postre, remata con una chocolatina Jet.

 

Sus gustos musicales pasan por el vallenato, que aprendió a bailar con una muchacha del servicio, y llegan hasta la música clásica.

 

Prefiere los vestidos azules y grises, que los combina con una gran colección de corbatas que él mismo cuida.

 

En el campo político se le considera un hombre de apuestas duras, como lo es en el póquer. Según su hermano Enrique, el nuevo Presidente de los colombianos es un diestro en el juego de las cartas que casi siempre 'pela' a quien se atreve a desafiarlo.

 

En el golf, que practica con entrega, no le va tan bien como en las cartas.

 

El nuevo Presidente se destaca por su habilidad para conformar equipos de trabajo.

 

"A él le gusta rodearse de gente muy competente. Es excelente para conformar equipos de trabajo dedicados a obtener resultados", dijo la ex ministra Marta Lucía Ramírez, quien fue subalterna de Santos en el Ministerio de Comercio.

 

Además, el nuevo Presidente es un hombre estricto, que siempre tiene el control de la situación. "Él siempre está pendiente de todo, controla cada movimiento para que todo salga bien", dijo Román Medina, quien fue su jefe de prensa en el Ministerio de Hacienda.

 

Este hombre, que siempre carga reloj, pero que nunca lo mira, prefiere trabajar en las noches. Cuando la gente comienza a abandonar la oficina, él se concentra más en lo que hace. Lo definen como un trabajador compulsivo.

 

Quienes lo conocen desde hace tiempo, como Yolima Jiménez, dicen que no es un hombre distante. Por el contrario, siempre está pendiente de la gente que trabaja con él, le gusta determinar las capacidades de cada uno para potencializarlas.

 

Cuando asumió el recién creado Ministerio de Comercio pidió que una empresa particular hiciera los perfiles de los cargos y luego, que otra les hiciera exámenes a los aspirantes para determinar su real capacidad.

 

De acuerdo con Yolima, Santos es alguien que asume riesgos, pero que previamente calcula todo. "Él escucha a las demás personas, cuando se equivoca lo reconoce, pero no teme tomar decisiones", dijo.

 

Es un obsesionado por los resultados. "Me gusta ponerme retos difíciles. Aplico los principios del buen gobierno: eficacia, eficiencia, transparencia y responsabilidad. He aprendido en mi vida pública que es importante tener toda la información necesaria a la mano, rodearse de expertos en el tema, y tener la audacia para tomar las decisiones difíciles", reconoce el mandatario electo.

 

Lo cierto es que Santos nunca perdió la perspectiva que tenía desde pequeño y asumió ese reto con lo que algún día le dijo su abuelo: "Mijo, es mejor arrepentirse de lo que hizo, y no de lo que dejó de hacer".