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«Me calma el dolor ver a mi hijo sonreír cuando le beso»

Ayer se vislumbró un atisbo de esperanza para la familia Meño, ya que tras la vista producida en el Tribunal Supremo se reactiva el caso por el que llevan 505 días viviendo en la calle reclamando justicia.

Juana Ortega, madre de Antonio, afirma que hay gente que les ofrece dinero en señal de apoyo, aunque la familia lo rechaza
Juana Ortega, madre de Antonio, afirma que hay gente que les ofrece dinero en señal de apoyo, aunque la familia lo rechazalarazon

Tras la audiencia, Juana Ortega, madre de Antonio y portavoz oficial de la familia, admite que se ha dicho la verdad, y que se mostraba contenta dentro de las probabilidades que tienen pero siempre con los pies en el suelo. Cuenta que hay gente que incluso les ofrecen dinero en señal de apoyo pero ellos en un alarde de honestidad reconocen que «no estamos en la calle para mendigar sino para que se haga justicia». Su abogado confía en sus posibilidades, ya que espera que, según lo acontecido ayer en el Supremo, pueda reabrirse un sumario que no se esperaba que se concediese una revisión y que por tanto se estaba empezando a dar por perdido.

El tener asumida la situación de su hijo, no evitaba que Juana se emocionase cuando recibía las múltiples señales de apoyo que sobre todo se fueron sucediendo durante el día de ayer. Y es que esta noticia ha despertado el interés de muchos vecinos que reconocían pasear por la plaza Jacinto Benavente ajenos a la situación que estaban viviendo.

La familia no parece desistir en su lucha diaria tras haber intentado contactar inútilmente con todas las esferas políticas para contar la terrible situación que viven y la injusticia que sufre su hijo a todo tipo de instituciones y de asociaciones. Han llamado a todas las puertas y ahora la de la Justicia parece que vuelve a abrirse para ellos.

Juana cuenta entre lágrimas que lo único que le hace calmar el dolor es ver sonreír a su hijo cuando ella termina de darle la comida y le besa en la frente. La esperanza de que el Tribunal Supremo pueda cambiar la sentencia que absolvió al anestesista va a convertirse en el clavo al que se aferre esta familia durante los próximos diez días para intentar sobrellevar el comienzo de otro invierno en la plaza de Jacinto Benavente.

Por si esto fuera poco, el padre de Antonio Mello contaba indignado cómo su esposa recibió el pasado martes una agresión en una de las calles contiguas a la plaza donde viven cuando había ido a tomarse un café, «fue zarandeada y empujada al suelo», recibiendo amenazas del tipo: «No sabes lo que estás haciendo» y «Ten cuidado si sigues con la causa». El padre de Antonio relata que denunció los hechos a la Policía y que espera que pueda servir de algo.