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Amaia Salamanca ultima los detalles de su boda por Jesús Mariñas

Todo tiene aire de zarzuela de lírica grande, y más ahora que el género se ha instalado en la Gran Vía para inaugurar la temporada. Empieza fuerte.

La actriz y su novio, Rosauro, en Madrid
La actriz y su novio, Rosauro, en Madridlarazon

También se respira mucha melancolía al despedir al embajador francés, el siempre dinámico Bruno Delaye, que se niega a que le organicen una despedida multitudinaria. Supo hacer patria, hermanarnos con el país vecino y también defender nuestra Fiesta Nacional como ya pocos lo hacen. Deja un recuerdo imborrable y recibe agradecimientos por cómo abrió la embajada a actos de todo tipo, desde entregas de premios a homenajes capilares como el de Alberto Cerdán, en el que Paco Valladares hizo su postrera aparición. Ha sido hasta ahora una sede diplomática envidiada por el resto –incluso la siempre fiestera rusa– con su política de puertas abiertas que se desbordaba el 14 de julio por la «fraternité» conmemorativa.

La semana comienza con la resaca de las quejas por el maltrato de Cavalli, o de la persona en que delegase, durante la inauguración de su tienda madrileña. Costará superarlo, a pesar de que hoy por la mañana Carla Goyanes bautiza a su hijo casi recién nacido en Miami. Lo hace frente a la casa materna y la cita retrasará el arropamiento de su madre en el debut de Maribel Yébenes y su variedad de cremas faciales. Las marcas se han echado a temblar porque es mucho lo que sabe esta guapa manchega que fija y da esplendor a gran parte de las famosas, Isabel Preysler entre ellas. Amadrinará el acto Tamara Falcó, respaldada por Ana Rodríguez. Por cierto, resulta curioso que Carla Goyanes pase más tiempo en Madrid que en el pequeño domicilio conyugal de Miami.

Otra noticia: Briatore ha cerrado su experimento marbellero, el Billionare. No fue muy allá el negocio, quizá por su ubicación. Ha durado tan sólo el verano, y aquí paz y después gloria. No pasará a los anales locales, como sí le ocurrirá a la imparable Olivia Valere, cuyo negocio supone un auténtico reclamo costasoleño en el que se da cita lo más selecto del mundo árabe y ruso.

Hablando de discotecas, Mar Flores y Javier Merino han festejado un doble acontecimiento comercial: los 12 años de «Fortuny» y que por fin les han permitido abrir una terraza, lo que supondrá un desahogo para un recinto tan opresivo. Un respiro del que ya disfrutó la concurrencia al evento, entre los que destacó Amaia Salamanca, que prepara su boda con Rosauro para primeros de año. Así me lo anticipan sabiendo que ella ya ojeó la colección de Rosa Clará. También asistieron Finito de Córdoba, Arancha de Benito con un vertiginoso escote, Gigi Sarasola, en mangas de camisa con fajín gris, Chenoa, Paloma Lago, Nuria Roca, Patricia García y Gonzalo de la Cierva, quien lució su nueva barba canosa que le da aire de Eduardo VIII. Los Trapote no quitaron ojo a Alfonso de Borbón, engalanado con un esmoquin de cintura alta y aire «vintage» que parecía sacado del guardarropa paterno.