Valencia
Qué casualidad
Resulta curioso que la primera huelga salvaje contra los recortes salariales tenga lugar en Madrid. Contra la Comunidad de Madrid, los sindicatos son muy valientes y decididos. Tan valientes y decididos que hasta los liberados se han puesto a trabajar para que el paro sea un éxito. Ni servicios mínimos. Las molestias de la ciudadanía les importan un bledo. Con el Gobierno no se atreven. El grifo, la mamandurria. Y ese tono grosero y amenazador del compañero Rodríguez. Piquetes en las estaciones de Metro. «Piquetes informativos», los llaman. Como si los cuatro millones de madrileños no supieran de la huelga en el Metro. No hay nada que informar. Sí, y mucho, que coaccionar, que amedrentar, que violentar. Esos «piquetes informativos» niegan a los trabajadores su derecho al trabajo. Palo y tente tieso. ¿Nadie se atreve a regular las funciones y competencias de estos grupos de matones? ¿Por qué los pagamos con nuestros impuestos? Huelga en el Metro de Madrid. No en el de Barcelona, gobernada por socialistas. En el fondo y en la forma, sin tapujos ni disfraces, huelga contra Esperanza Aguirre, que no tiene el grifo para mantener a los vagos. Mi respeto a los quebrantos económicos que toda rebaja salarial produce. Mejor una rebaja que el paro. Casi cinco millones de parados ha acumulado el Gobierno con su desastrosa política económica. Con sus mentiras electorales, que hoy se demuestran delictivas. Pero la culpa la tiene Aguirre y el Gobierno autonómico de Madrid. Zapatero, de rositas con los sindicatos. Una rebaja del 2,5% del sueldo es más grave que un parado más. Así nos pintan las canas y las plumas. Si Zapatero no hubiese mentido en la última campaña electoral; si Zapatero hubiera adoptado desde un principio las más elementales medidas contra la crisis –la primera, reconocerla–, no se hallaría España en esta situación que comienza a resultar angustiosa. Pero contra Zapatero no se convocan huelgas salvajes. Vuelvo a lo mismo. El grifo, la mamandurria, la impostura, la coincidencia ideológica, todo eso. La huelga en Madrid. Le seguirán otras de todos los sectores. Sólo ofrece un dato positivo la organización de este rosario de huelgas. Que los sindicalistas profesionales que no dan con un palo al agua y a la cabeza de los trabajadores que consideran sagrado su derecho al trabajo. Que en esas cavernas sociales estamos todavía. Para organizar huelgas salvajes, del sector laboral que se les antoje, tienen Madrid, Castilla-León, Murcia, Galicia, La Rioja, Valencia, Ceuta y Melilla. Son los territorios gobernados por el Partido Popular. También capitales de provincias de autonomías gobernadas por los socialistas. Allí donde los votos hayan dado al PP la mayoría absoluta, allí se convocarán las huelgas salvajes. Pero a Zapatero y al Gobierno socialista ni tocarlo. De nuevo vuelvo a lo de siempre. El grifo, la mamandurria, la impostura, la coincidencia ideológica, los liberados, las nóminas sindicales, las canonjías y la desvergüenza social. Menos mal que el verano nos alcanza y los liberados se liberarán de su liberación descansando unos días. Otros muchos no podrán hacerlo. Y seguirá la farsa.
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