Bruselas
Las cuentas claras por Alfonso Merlos
Puede ser la última. A lo sumo, la penúltima ocasión de Rajoy para hacer una finta a la petición extraordinaria de ayuda a Bruselas. En los PGE que estamos a horas de conocer España se la juega. Acierta o falla. Sin término medio. Y los ciudadanos, seguramente porque tocan ímprobos sacrificios, cataremos la irónica máxima reaganiana según la cual el contribuyente es la única persona que trabaja para la administración sin tener que aprobar oposiciones.
Más nos vale mentalizarnos de que es más lo que hoy nos toca poner en manos del Estado que lo que el Estado podrá devolvernos. Está en liza que el imparable proceso de reformas impulsado por el PP vaya acompañado de unas cuentas claras. Y sólo si las unas y las otras son creíbles, este país estará en condiciones de rebajar unos gastos financieros asfixiantes.
Es incontestable que el Ejecutivo gastará sin racanear en los más débiles, los pensionistas. Es de justicia. Pero en un tiempo en el que se trata de eliminar grasa para sacar músculo, el bolsillo de Montoro deberá ser especialmente tacaño en el capítulo otrora desmadrado de las ayudas y subvenciones, o en el del gasto de personal y el corriente: se acabó ese maná. Es tan turbulento el escenario que lo último que debe estorbar al presidente es una irresponsable, inadmisible, inmadura, inapropiada y desleal amenaza de separación en Cataluña.
Esta nación no está para hacer el ridículo ni mostrar sus vergüenzas ni ensayar experimentos. Estamos para ganar reputación, prestigio y no desdoro.
Ni los poderes ni la calle van a aceptar que los sediciosos actores que están trastornando la convivencia sean un obstáculo o una mancha en nuestro inmediato futuro. Esta semana va a quedar muy claro.
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