Benín

Un compromiso con la misión por José Ramón Carballada

La Razón
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Durante tres días el Papa va a dar visibilidad a la Iglesia de África. La va a colocar bajo los focos de la actualidad y de esta manera va a ejercer su responsabilidad de anunciar el Evangelio a todos los hombres. Yo he anunciado el mismo Evangelio en Benín desde el año 1970 sin focos, ni cámaras, ni micrófonos, salvo un pequeño programa de radio, pero me llena de felicidad ver a un Papa que va a reforzar la fe a tantos pobres y humildes para quienes Jesús es la luz que les permite caminar, convivir y esperar. Estarán felices y captarán con inteligencia y con emoción lo que el Papa les lleva.

Los va a felicitar por la fuerza de su Iglesia, que se ha desarrollado de una manera exponencial. Cuando era un joven misionero di un año clase en el seminario, allí había 40 seminaristas. Hoy, sólo en Benín, hay 500 seminaristas mayores para el clero diocesano. Podemos trasladar esta proporción al número de parroquias, catecumenados, grupos de oración, hospitales, escuelas… Es un país en donde la oración y el canto fluyen de una manera inimaginable. Cuando hace 25 años los misioneros de nuestra Asociación de Misiones Africanas subimos al norte a fundar la misión de Pereré, muchos nos preguntaron qué íbamos a hacer a un sitio en el que no había ningún cristiano dejando en el sur comunidades florecientes. Hoy hay en Pereré decenas de comunidades al cuidado del clero local.

La gente de la calle participará en actos multitudinarios, cantará, rezará y escuchará con mucha atención todo lo que el Papa le va a decir y se irá a su casa convencida de que este hombre los entiende y está a su favor. Cuántas veces oí decir en reuniones: «Si Dios no estuviese en nuestro favor, ¿crees tú que estaríamos vivos todavía?».

Actualmente hay millones de personas que están en riesgo de perder las pocas hectáreas de tierra que tienen. Las tierras, el petróleo, los minerales preciosos son a menudo fuente de violencia y de desgracia para las poblaciones locales.

El Papa escuchó todas estas cosas y muchas más en el Sínodo, las habrá meditado y va a articular un discurso en el que podremos palpar, pienso yo, la cercanía y el apoyo al beninés de a pie que busca su salvación.

La Iglesia universal va darse cuenta de la fuerza de la Iglesia de África y de la de Benín particularmente. Se proyectará la figura inmensa del cardenal Gantín, que volvió a Benín par pasar los últimos años de su vida y fue el gran árbol de hierro (en lengua fon: «ga», hierro; «atín», árbol) que tuteló desde Roma la historia de Benín en la segunda mitad del siglo pasado junto con el obispo Isidoro de Souza. Ambos lograron que Benín no cayese nunca en las trampas del conflicto armado. El país se lo reconoce, el aeropuerto de Cotonou lleva su nombre y acaban de dedicarle una plaza en la ciudad. Está enterrado en la capilla del seminario y el Papa irá a recogerse ante la tumba de su amigo.

El Papa comprometerá a la Iglesia en un camino de responsabilidad ante la amplitud de la tarea misionera. Para motivarse repetirá las palabras de Pedro: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, levántate y anda».
 

 

José Ramón Carballada
Superior de la Asociación de Misiones Africanas en España