Trucos para vivir en una familia numerosa

Lucía y Pablo trabajan como médicos para la Sanidad pública –psiquiatra ella, médico internista él–, pero bien podrían ser equilibristas. Hay que ser muy hábil para mantener la estabilidad cuando tienes cinco niños. El tiempo, la educación, el cariño y el dinero son recursos muy preciados y, administrarlos como en un juego malabar no es fácil. Esta familia madrileña no tiene reparos en compartir sus «secretos» con todos los que quieren adentrarse en la aventura de formar un hogar numeroso. Antes de casarse, tenían claro que querían «tener muchos hijos y pronto», comenta Lucía. Y al poco tiempo del «sí quiero» nació Jaime, hoy a punto de cumplir 13 años. Le seguirían Laura, de 11; Pilar, de 9; David, de 8; y la última en llegar, Rocío, de 20 meses. ¿Será la última? «Queríamos que los hermanos se llevaran poco para que jugaran entre ellos. Por eso, a lo mejor nos planteamos un hermanito».De entrada, una recomendación: todos han de ayudar. «Con la niña pequeña, por ejemplo, todos colaboran y le cambian el pañal, le dan el biberón... incluso se pelean por bañarla», dice Lucía. «La familia funciona si todos funcionamos. Y ellos saben que, si ellos no ayudan, yo no llego», añade. Por ello, «se debe encontrar un equilibrio entre cariño, confianza y alegría. Les hará crecer y verán el valor de la disciplina, el esfuerzo y la ayuda a los demás». Eso sí, tampoco está de más darles «pequeños incentivos, como una paga los domingos». Y es que «lo bueno de que sean muchos es que se ayudan entre ellos: por ejemplo, el mayor le echa una mano al pequeño con las tablas de multiplicar. Pero a la vez, se individualizan más, se conforman una identidad propia». Y si intentan ponerse caprichosos, «con sólo compartir su habitación aprenden a respetar el espacio de los demás». Atenciones diferentesLas preguntas surgen. ¿Cómo arreglárselas para repartir las atenciones? «La cuestión está en que no tienes tiempo para ti. Te entregas a tu familia. Y lo haces con gusto, porque lo has elegido. Los niños, como están en distintas etapas, piden cosas diferentes. Los que tienen 8 y 9 años están más apegados. Los más mayores ya te demandan otras cosas: cómo bajarte cosas del iPod, o pedirte consejo para ver qué se ponen un sábado que tienen un cumpleaños». Dejando al margen el factor emocional, ¿cómo solventar las cuestiones domésticas? El matrimonio cuenta con una trabajadora interna. Con todo, Pablo «hace las tareas de chófer» para llevar y traer a los niños del colegio. Y Lucía tiene un horario lo suficientemente flexible como para ocuparse de hacerles la cena. De hecho, ahí van algunos «trucos». La madre recomienda «tener un menú semanal ya pensado. Algo que además te ayuda a ahorrar». Y un día a la semana, que sean los pequeños quienes hagan la cena. «El domingo descanso y ellos hacen una pizza», dice Lucía. Ya a la hora de acostarlos, la madre reconoce con una sonrisa que, «aunque empiezan a rebelarse, de momento no se negocia. Les he ido "colando"la idea de que, para funcionar en el cole, han de dormir 10 horas». A las 21:30 están en la cama. No puede olvidarse que las familias numerosas son las que más gastos tienen, y las ayudas económicas que reciben con ínfimas. ¿Cómo sortear la crisis? No sólo es una cuestión de ahorrar dinero, «también es de ahorrar tiempo y organizarte. Que te cueste poco hacer las cosas y que sea efectivo. No puedes comprar la carne en un sitio, el pescado en otro... Has de comprar todo en el mismo lugar. Y que sea económico», dice Lucía. En cuanto a los gastos que genera una vivienda, los hogares se acogen a los descuentos, «aunque son una birria». Pero si hablamos de electricidad, hay que enseñar a los hijos a «no dejar las luces encendidas». Y en lo que respecta al agua, una de las primeras cosas que hicieron fue «quitar todas las bañeras para que se ducharan, y evitar los baños. Así no se están dos horas». ¿Y la vestimenta? Se recicla mucho: ropas, zapatos, o incluso el cochecito. Excepto el asiento, que es nuevo, el cochecito que ahora utiliza el bebé es el mismo que usó el mayor. Parece difícil sacar tiempo para el ocio. Pero los fines de semana pueden ser un bálsamo. «Se trata de pasar mucho tiempo con los niños. Si se aburren, es malo para una buena educación, porque empezarán a ser traviesos», asegura Lucía. Los padres les evitan el máximo tiempo la televisión y la PlayStation y emprenden juntos actividades al aire libre, como salidas al campo, montar en bicicleta... «Que durante el fin de semana haya un verdadero sentido de unidad». En este sentido, recomiendan «buscar una red de apoyo». En su caso, fue la Asociación de Familias Numerosas de Las Rozas. «Hacemos muchas actividades juntos. De hecho, 21 familias vamos a hacer el Camino de Santiago». ¿Qué hacemos en verano?Sin embargo, el verano va a ser más complicado, con tres meses de vacaciones escolares por delante. Las soluciones pasarán por un campamento para los mayores, y una semana en la playa, con otros familiares, para los pequeños. Y, como suele ser frecuente, los abuelos siempre estarán ahí. Pero sin abusar. «Se van haciendo mayores y va dando más reparo. No se puede sobrecargar a nadie», confiesa Lucía. Ahora bien, Lucía y Pablo buscan, al menos una vez a la semana, tener tiempo para ellos. Aunque sea ir un viernes al cine. «Es un error ponerte como principal meta la educación de tus hijos. En unos años se irán de casa. Y yo, con quien voy a envejecer, es con mi marido», dice ella. Hacer un viaje al año es otro de sus pequeños placeres. Pero para ellos la familia «es una vocación».

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