Japón
Rajoy: «Éste es mi discurso y el que quiera que lo adorne»
Advierte a los suyos que él no agitará Irak pero no dará un cheque en blanco
MADRID- La primera decisión del PP ante la intervención militar en Libia ha sido dejar que el presidente del Gobierno cueza en la salsa de la guerra la pancarta antibelicista bajo la que llegó al poder. En Génova no esconden que están disfrutando con las piruetas de Rodríguez Zapatero para echar arena sobre las contradicciones de su discurso pacifista y para maquillar en qué consiste la operación aliada. Pero también saben que hay un sector del partido incómodo y crítico con la dirección porque entiende que ésta no está haciendo frente a la ofensiva socialista para diferenciar su «operación humanitaria» de la «guerra de Irak de Aznar». En buena parte, detrás del discutido repliegue sobre Irak hay una estrategia electoral, ya que el PP huye de cualquier excusa que sirva para movilizar el voto de la izquierda. Y también ha pesado la presión de verse ya en La Moncloa y, por tanto, sometido al baño de realismo –precisan– que acompaña al ejercicio del Gobierno.
Pero el PP no puede permitirse el lujo de que la opinión pública interprete que ha dado un cheque en blanco a Zapatero, ya que también hay un sector de sus votantes, mucho más minoritario que el de la izquierda, sí, pero que por principios rechaza rotundamente la guerra. Por eso irán buscando la manera de marcar terreno, sin que el líder nacional se bata en ningún caso en la arena del juego de las diferencias o similitudes con la intervención militar contra Sadam Husein. Por si a alguien le quedaban dudas, ayer lo dejó meridianamente claro en una reunión a puerta cerrada del Grupo Popular: «Éste es mi discurso, y luego cada cual que lo adorne como quiera», aseguró, según varios asistentes.
Al respecto, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, defendió en Antena 3 la coherencia de la posición del PP ante la intervención en Libia y echó en cara al PSOE que ahora no quiera hablar de «guerra» después de la campaña mediática e «irresponsable» que orquestó contra el Gobierno de Aznar por la de Irak. «A Irak no fue ningún soldado español a ningún tipo de intervención. Los que acudieron fueron a misiones humanitarias y de reconstrucción. Pero que los socialistas tengan que tragarse ciertas cosas no quiere decir que tengamos que cambiar de opinión», sostuvo.
En la reunión interna Rajoy también se refirió a la crisis de Japón para señalar, por ejemplo, que siente «envidia sana» de los japoneses por su reacción y su manera de gestionar las consecuencias dramáticas del tsunami. Y en clave doméstica, insistió en el llamamiento a la movilización y a centrar el discurso electoral en el empleo y en la crisis económica, en la línea de lo que la semana pasada había avanzado la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría.
Después de alrededor de año y medio desde la última reunión del grupo, no hubo más debate que las intervenciones de Rajoy y la portavoz.
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