Sevilla
Muy aburrido
Guardiola debe comenzar a estudiar la posibilidad de introducir en el juego de su equipo alguna alternativa que rompa con el actual sistema, que empieza a resultar estomagante. Los contrarios se aculan en su terreno, plantan dos líneas, una de cuatro y otra de cinco en el centro del campo, para impedir las jugadas que siempre han maravillado, pero que ahora no tienen final feliz y el fútbol se convierte en un monólogo.
El poseer el balón de manera apabullante no basta. Jugar en el campo del contrario no es suficiente. Hace falta encontrar la fórmula perdida en la que se encontraban los goles con cierta facilidad. Ello tiene que ver con la mayor rapidez, con no insistir demasiado en el tuya mía. Da la impresión de que el equipo ha perdido parte de su dulce encanto. En Granada, con Cesc, pero sin Iniesta, con Cuenca, pero sin Villa, tuvo que marcar en el magistral lanzamiento de Xavi en un libre directo.
El discurso barcelonista no tiene la brillantez acostumbrada. Hay excesiva obsesión por buscar el gol por el centro. Messi sigue intentando el más difícil todavía como los artistas circenses y ello tiene el inconveniente de que hay ocasiones en que se rompe la red y hay porrazo. Ocurrió frente a la Real y Sevilla.
El Granada hizo su partido y el Barça, con treinta y cinco minutos contra diez, fue incapaz de mejorar el marcador. Se lesionó Pedro y entraron Villa e Iniesta. Muñiz Fernández hizo su festival, Expulsó a dos jugadores del Granada y mostró once tarjetas. Y Messi, desdibujado.
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