Conciertos

Coldplay de Madrid al mundo

La banda británica despliega todo su arsenal de encantos personales en Madrid, donde arranca su gira mundial con un concierto emitido en todo el globo

arranca la gira Las Ventas se quedó pequeña para acoger a los seguidores de la mítica banda británica
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No debe ser fácil presentarse ante más de un centenar de medios internacionales y resultar siempre simpático y humilde. Pero Chris Martin, líder de Coldplay, lo consigue con una naturalidad exasperante. «Somos U2», dice nada más entrar, y se mete a la prensa en el bolsillo. Se rompe un vaso en la sala de actos justo después de decir que «escribe una letras de mierda», y dice: «¡Ooops! Mi ego». Son Coldplay, y la imagen es casi tan importante como las canciones. Anoche eligieron Madrid (y esa sí que es una novedad) para la presentación mundial de su quinto disco de estudio, «Mylo Xyloto». Las 17.000 entradas a la venta se vendieron todas, unos meses atrás, en menos de una hora.

Anton Corbijn tras la cámara
La banda británica buscaba un edificio especial para la gran presentación en directo. Buscaron entre muchos pero se quedaron con la Plaza de Toros de Las Ventas. «Es un lugar precioso, y Madrid una ciudad increíble», afirmó Martin, aunque pueda haberlo dicho de otro millar de sitios, pero no empañaba el hecho de que sea el primer lugar del planeta donde toquen el nuevo disco (que ayer salió a la venta) en un concierto que será realizado por el director Anton Corbijn y difundido a través de Vevo y YouTube en directo.

Sobre su nuevo trabajo, las explicaciones no quedaron muy claras. Mientras el título no significa «nada en absoluto» para el batería Will Champion, según Martin «es una referencia a los alias que utilizan los grafiteros. Vemos muchos cuando vamos de los aeropuertos a las zonas ricas de las ciudades en nuestros viajes», apuntó. Luego hubo alusiones a la esperanza en un mundo en crisis y a la búsqueda del amor de dos personajes que en la última canción se encuentran. «Los ingleses solemos reprimirnos para expresar nuestra felicidad. Nosotros lo hemos superado, tenemos hijos y nuevos puntos de vista». La especialidad de Martin es el «show». «A veces escribo letras de mierda y otras de auténtica mierda. Pero soy emocionalmente honesto. No serán las mejores del mundo, aunque son verdad», dijo. Otro de los asuntos que ha centrado algunas críticas al disco es la producción, para lo que han vuelto a confiar en Brian Eno. «Nunca le hemos dicho que no. La mayor parte de sus ideas son buenas, pero, en todo caso, hay que probarlas. De las ideas nunca nos reímos», dijo Johnny Buckland. ¿Y de las reseñas del disco? Martin: «No a todo el mundo tiene que gustarle Coldplay. Sobre las críticas, las entendemos y ponemos la otra mejilla». Lo que no respetan son las acusaciones de plagio. Sin perder la compostura, el cantante enlaza tres o cuatro de las palabras peor sonantes en inglés. Que cada uno busque las suyas porque son intraducibles. «Son una jodida mentira para romper los cojones. Es diferente una crítica de una acusación. Los que las hacen o repiten son unos...».

Todo iba como la seda hasta que alguien se interesa sobre por qué no canta sus discos Gwyneth Pathrow, esposa de Martin. «Ella canta bien, pero... ¿qué clase de pregunta es esa?», se enfada el cantante. Parece que el tiempo de las cuestiones serias se ha terminado: «¿Alguna vez has votado en ‘‘X Factor'' (un programa británico estilo ‘‘Operación Triunfo'')?». Martin, declarado seguidor de uno de los participantes de esta edición, contestó sonrojado: «Otros años sí, este no». Hay tiempo para hablar del «mejor momento» durante la grabación del disco («descubrimos un pastel de chocolate que no engorda») o sobre el proceso creativo de la banda («consiste en que yo llevo la letra, Johnny algo de la música, y Will dice que no nueve de cada diez veces») todo sin perder la sonrisa de triunfadores. «Rihanna ha cantado en este disco los mejores minutos vocales de Coldplay en su historia», dice también. Cuando la rueda de prensa termina, los medios se echan encima de Martin, que se dirige a la periodista que preguntó por su mujer con la esperanza de que no se haya molestado. Otra sonrisa, besos al aire, somos Coldplay.