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Incompatibilidad por Fernando de Haro

La Razón
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Urkullu, tras ser reelegido presidente del EBB, pedía ayer otra vez que se pusiera fin a «una política penitenciaria vengativa». De forma casi simultánea se confirmaba que los tres etarras detenidos el sábado en Francia llevaban encima material para fabricar explosivos. Hay incompatibilidad manifiesta. En el PP, tras el anuncio en octubre del cese de la actividad armada, había una consigna: de ETA no se habla. Pero una cosa es darle a la lengua y otra actuar. El nuevo ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el viernes en la toma de posesión de la nueva cúpula policial, además de explicar que cesar a los Pamiés, los Santanos y los González del Faisán, del 11-M y de las cacerías con el ex ministro Bermejo era un ejercicio de sanidad democrática –no quiere que le pase lo que al bueno de Acebes–, dejó claro que como ETA no se ha disuelto habría más detenciones. Llegaron pocas horas después. La operación de las Fuerzas de Seguridad galas estaba coordinada con la Guardia Civil. Los terroristas llevaban encima tres pistolas y resina de cristal, que es el material que se utiliza para hacer bombas. Si ETA sigue armándose se hace muy difícil mantener el discurso de que ha llegado el tiempo de la generosidad para los presos. Urkullu, para las elecciones autonómicas del próximo año necesita, al menos, un resultado semejante al de las generales. Necesita quedar claramente por delante de Amaiur y conseguir que los socialistas se mantengan hundidos en los 250.000 votos. Tiene que evitar fugas hacia el PSE, como las de 2009, y hacía la izquierda abertzale. Por eso ayer habló, al mismo tiempo, de independencia y de disolución de ETA. Por su parte, Paxti López cree que la única posibilidad de remontar es capitalizar el fin de la banda. Sugiere sin parar que el éxito del proceso de paz, al fin y al cabo, ha sido cosa de los suyos, de Zapatero y de Eguiguren. Por eso él también habla de acercar presos. Los dos, desde el sábado, lo tienen más difícil.