Valencia
A menos horas de sueño más obesos
Restarle tiempo al descanso nocturno aumenta las hormonas que incitan al apetito y a la ingesta de alimentos ricos en azúcares simples. Esta tendencia empeora, además, la diabetes y el síndrome metabólico
A los tradicionales ingredientes de la receta para luchar contra el exceso de peso, como son la práctica regular de ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada, ahora hay que añadir las horas de sueño. Cada vez son más las investigaciones que demuestran una relación directa entre dormir poco y un mayor riesgo de padecer obesidad. En concreto, investigadores de la Universidad de Chicago en Estados Unidos han descubierto que la falta de sueño tiene un impacto negativo sobre las células grasas, reduciendo hasta en un 30 por ciento su capacidad de respuesta a la insulina.
El trabajo, publicado el pasado mes de octubre en «Archives of Internal Medicine», describe por primera vez un mecanismo molecular que conecta directamente la pérdida de sueño con la alteración de la regulación energética en los seres humanos, un proceso que puede causar aumento de peso, diabetes y otros problemas de salud. «Hemos observado que las células de grasa necesitan dormir para funcionar correctamente», explica Matthew Brady, coautor del estudio. «El tejido adiposo almacena y libera energía. En el modo de almacenamiento, las células grasas eliminan ácidos grasos y lípidos de la circulación, donde pueden dañar otros tejidos. Cuando las células grasas no pueden responder de manera efectiva a la insulina, estos lípidos se quedan en la sangre, dando lugar a complicaciones graves», matiza.
Desequilibrio
La falta de sueño influye en varias hormonas que regulan el apetito. Así, «se estimula la producción de ghrelina que genera una sensación de estómago vacío y disminuye la leptina que inhibe la sensación de hambre lo que hace que la gente coma más. Además, se produce una tendencia hacia los carbohidratos simples como los dulces o el chocolate», sostiene Marta Garaulet, doctora en Farmacia y catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia.
El ritmo de vida actual ha producido una disminución de las horas de sueño, tanto en niños como en adultos. A este respecto, el doctor Albert Lecube, responsable del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), asegura que «actualmente se considera que en los niños, dormir cinco horas o menos casi duplica el riesgo de ser un adulto obeso. En gente mayor se ha observado un aumento del índice de masa corporal (IMC) y del perímetro de la cintura, de 6,7 centímetros para los hombres y de 5,4 centímetros para las mujeres». Tan importante como la cantidad es la calidad del sueño. Según la doctora Silvia Ponce, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Doctor Peset en Valencia, «el sueño reparador debe constituir el 20 por ciento del sueño total». En esta misma línea se sitúa Garaulet, quien añade que «la calidad del sueño guarda relación con la diabetes y el síndrome metabólico, ya que la regulación de la glucemia durante el sueño es muy importante. El que duerme poco, regula mal el azúcar. Además, esa falta de sueño disminuye el gasto energético». Y es que, según Ponce, «el 80 por ciento de los pacientes con síndrome metabólico, independientemente de su índice de masa corporal tienen problemas de sueño». Respetar las horas dedicadas a descansar junto con una serie de medidas higiénico-dietéticas pueden ayudar a mantener el peso. Según Lecube, «se ha comprobado, por primera vez, que un aumento en el número de horas de sueño modifica el peso corporal. En concreto, durante un periodo de seis años, pasar de seis horas o menos hasta siete u ocho se acompaña de un menor aumento del índice de masa corporal y de una menor acumulación de grasa corporal».
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