País Vasco

Y en los bares fútbol

La esperada noticia no tiene reflejo inmediato en la calle

Ramón Jáuregui (centro), con el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces (izqda.), Emilio Olabarria (PNV) y Alfonso Alonso (PP)
Ramón Jáuregui (centro), con el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces (izqda.), Emilio Olabarria (PNV) y Alfonso Alonso (PP)larazon

VITORIA- El anuncio de ETA de acabar de manera «definitiva» con su actividad armada, la noticia soñada por todos y que parecía imposible hace no mucho tiempo, no pilló por sorpresa a la sociedad vasca. El comunicado que ya conocía la BBC y que rebotaban los periódicos digitales pasadas las siete de la tarde no tuvo eco en las calles de las capitales vascas. A esa hora la rutina de los ciudadanos no variaba y el fútbol ocupaba las pantallas de buena parte de los bares. «No he visto a nadie abrazarse mientras paseaba por La Concha», explicaba Usue desde San Sebastián. «Ahora que me he enterado me pilla fría. Ha sido todo tan retransmitido…Para ser de verdad el fin de ETA ha sido poco natural, poco espontáneo», confesaba sin llamar a nadie para comentar la noticia.
En Vitoria, donde los bares están a rebosar los jueves, «día del pintxo-pote», las conversaciones eran las de siempre. Cuando informamos a Mikel del cese anunciado por ETA, exclamaba eufórico: «¿De verdad? Entonces, es definitivo, ¿no?». Nos confiesa que siente una «alegría inmensa» mientras dirige la mirada a sus hijos. En Amorebieta, donde se recibió con aplausos al vecino «gudari» José María Sagarduy, alias Gatza, tampoco se palpaba un ambiente especial tras el comunicado. «Esta noche comenzará el boca a boca», comentaba exaltado Julen, que no ocultaba que cuando vio la noticia en la ETB se le pusieron «los pelos de punta». «Hemos subido el volumen para escucharlo bien. Es un regalo de Reyes. Estamos orgullosos de lo que está ocurriendo».
El fracaso de las anteriores treguas está latente en el corazón de muchos vascos que, pese a las esperanzas, no pueden evitar sentir la sombra de la duda. Apuntan que ahora es necesario el tiempo, «mucho tiempo», para comprobar que el fin de tanta violencia «es real». Además, que el comunicado haya coincidido con el sprint final de las generales del 20-N no es baladí. Varios vitorianos lo ligaban a un interés político. «Esto es un guiño al PSOE, para que remonte y gestione el fin del terrorismo. Si gana el PP va a generar más odio», afirmaba uno de ellos.
La necesidad de que esta vez los terroristas vayan en serio y no se dé ni un paso atrás pesa más que la propia convicción. «Me lo quiero creer» era la letanía que muchos vecinos de Bilbao respondían ayer. «Pero entonces, ¿ahora qué? ¿Van a quitar los escoltas?», se cuestionaba Begoña. Ésa es la gran pregunta: ¿y ahora qué?