Estreno
Nikita Mikhalkov juega a Spielberg en la estepa
El dicho de «Nunca segundas partes...» podría aplicarse al director ruso, que no cuajó la faena. El día en que se conocerá el palmarés las apuestas están poco claras por el escaso nivel. Parece que Kiarostami, Beauvois y Leigh parten con ventaja.
Reunimos al comité de sabios en una terraza. ¿Cómo se decide la Palma de Oro en un año como éste en el que lo único claro es que nadie ha brillado? A saber. Por motivos históricos: «Aquí siempre el presidente del jurado ha tenido bastante peso», apuntan unos, pero quién es capaz de penetrar en la mente de Tim Burton. ¿Se atreverá el osado creador de «La novia cadáver» a otorgar el primer premio a la apuesta más radical de la muestra, la del tailandés Apitchapong Weerasethakul?
«Por méritos políticos», sugieren otros, así que con Kiarostami matarían dos pájaros de un tiro. «Nunca se puede olvidar la cuota francesa», entonces tendrá galardón «De los hombres y de Dios», de Xavier Beauvois. De hecho, el premio del jurado ecuménico de ayer apunta en la dirección de que el filme galo estará en el palmarés. «La única película superior a las demás ha sido ‘‘Another Year'', de Mike Leigh», apuntan otros, y también la crítica. Nadie duda de que Bardem regresará a la Costa Azul para emborracharse, como prometió si ganaba.
No descartamos desde estas páginas que «Biutiful» logre algo más en la pedrea, incluso el gordo. A este pronóstico contribuye el hecho de que Kiarostami, Leigh y Ken Loach ya lucen en su currículum la máxima distinción de la muestra, así que la deuda con ellos parece, por el momento, saldada. Más abierta se antoja la competición del lado femenino, pues tanto Juliette Binoche («Copie conforme»)como la longeva protagonista de la coreana «Poetry», Yun Jung-hee, así como las dos actrices protagonistas del drama de Mike Leigh, pueden estar entre las favoritas. La mano en el fuegoEl último día del concurso fue uno de los más soporíferos. «El éxodo: quemados por el sol 2» es la continuación de la relectura que Nikita Mikhalkov inició sobre el papel de los rusos en la Segunda Guerra Mundial. Como él mismo declaraba ayer, quería hacer de Spielberg en la estepa. Lo que le ha costado 40 millones de euros y el cuestionamiento de sus colegas de profesión por su despotismo y cercanía al Kremlin. La diferencia entre el autor de «La lista de Schlinder» y el ruso, más allá de otras evidentes, es la sal gorda con la que éste adereza las escenas supuestamente cómicas.
El filme forma parte de un proyecto para televisión de 15 horas que muestra en paralelo el sufrimiento de un padre (Oleg Menshikov) y una hija (la suya propia, Nazdezhda). «No hemos querido hacer una versión ‘‘corta y pega'' de la historia. Para mí, lo importante era respetar el espíritu de la época y las relaciones que podían darse entre la gente de entonces. En ese sentido, puedo poner la mano en el fuego porque no he traicionado nada». El último desatino a concurso fue «Tender Son. The Frankenstein Project» («Un joven frágil. El proyecto Frankenstein)», del húngaro Nornél Mundruczó, que sorprendió al certamen hace un par de años con «Delta». Las expectativas que levanta su gran arranque, tanto argumental como en la mirada sugerente de la cámara, se van hundiendo cuando avanza el metraje por falta de habilidad en el guión. Su visión del mito es tan «sui generis» como la ausencia de profundidad de su protagonista, un joven que vuelve a casa tras crecer en un centro tutelado y que no logra el calor materno que espera, y ni siquiera el nombre de su padre, que aún desconoce.
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