Cambios en el PP
Rajoy: objetivo Moncloa
El presidente del PP encara las generales y convoca un gran acto político centrado en la economía y el paro. La mayoría de los españoles, sobre todo los jóvenes, convencidos de que sacará a España de la crisis. Reunirá esta semana a sus barones para poner en marcha la maquinaria del partido de cara a las elecciones generales> EDITORIAL: Liderazgo fiable para la nación> El equipo ganador habla de su líder> Los jóvenes, los que más confían en el PP para salir de la crisis
MADRID- Mariano Rajoy dedicará los próximos días a poner en marcha la maquinaria de su partido para las próximas elecciones generales. El miércoles reunirá al Comité de Dirección y a mediodía ha citado a un almuerzo de trabajo a todos sus presidentes autonómicos y regionales. Ya el lunes, después del 22-M, dejó al partido el mensaje de que ahora tocaba empezar a engrasar la maquinaria política para las siguientes generales sin perder el tiempo en recrearse en el éxito que habían conseguido en las urnas.
Desde el Congreso de Valencia de 2008 Rajoy ha ido subiendo peldaño a peldaño, poco a poco, pero siempre de manera progresiva, hasta colocar al PP en su mejor resultado histórico de unas autonómicas y municipales, y hasta dejarle tocando con los dedos la posibilidad de una mayoría absoluta en las próximas generales. «Casi nadie confiaba en que hoy íbamos a estar donde estábamos. Rajoy lo sabe, como también sabe quiénes han estado siempre de verdad con él», sentencia una de las voces más autorizadas dentro de los etiquetados como «marianistas» por el apoyo que le brindaron en el citado congreso.
Hoy en Génova siguen pendientes de un posible adelanto electoral, hipótesis con la que han decidido trabajar para tenerlo todo atado por si al final las circunstancias externas y, sobre todo, internas, llevasen al PSOE por ese camino.
¿Habrá congreso nacional?
Además del cónclave con los barones, en la agenda inmediata del líder del PP hay prevista para el día 6 una reunión de la Junta Directiva Nacional, máximo órgano entre congresos. En clave de partido, en la hoja de ruta hacia las generales sólo hay pendiente despejar una incógnita: si habrá o no un congreso nacional, como en principio debería celebrarse de acuerdo con lo que establecen los estatutos. Fuentes del entorno de Rajoy confirmaron ayer a este diario que tomarán la decisión definitiva en los próximos días, semanas a lo más, después de consultar a algunos de sus primero espadas.
En cualquier caso, que al final Rajoy convoque o no el congreso tiene una trascendencia muy medida porque la decisión de no entrar en un debate de personas ni de cambio de organigrama sí está adoptada. En principio, ni siquiera se prevé que releve a María Dolores de Cospedal al frente de la Secretaría General hasta después de las elecciones, pese a sus nuevas obligaciones como presidenta de Castilla La Mancha.
Qué más da que haya congreso o que convoque una convención programática o como quiera llamarla: si no hay anticipo electoral, el PP dedicará el otoño a vender a bombo y platillo su alternativa, con actos sectoriales, territoriales y por temas que concluirán en un gran acto político que sirva de plataforma para presentar sus propuestas y para contraprogramar la conferencia política que parece que Ferraz también celebrará después del verano.
Según fuentes de la dirección popular, el núcleo de esa oferta programática será, lógicamente, la economía y la lucha contra el paro, pero dentro de un elaborado paquete de reformas que sirva de motor para la recuperación económica. Ahí entraría la educación, la justicia, liberalizaciones, energía, refuerzo de la independencia de los órganos consultivos... El PP tendrá que medir, sobre todo, hasta dónde explícita su alternativa al ajuste de gastos y de reducción del déficit para ganar sin defraudar. De momento, ahora en otoño tiene su primer test con la puesta en marcha de los gobiernos autonómicos y municipales que ha conseguido el 22-M. «Si a nivel autonómico y municipal hemos decidido hacer auditorías en todas las administraciones públicas que hemos recibido en herencia porque no sabemos lo que nos han dejado debajo de las alfombras, a nivel nacional no queremos ni imaginarlo. Hasta que no sepamos lo que hay no podremos fijar un programa al detalle», sostiene uno de los miembros del equipo económico de Rajoy.
Un argumento que le sirve de respuesta frente a la exigencia de que el PP concrete más en dónde meterá la tijera para reducir gastos y cumplir con los objetivos de déficit marcados por la Unión Europea.
Esas decisiones llegarán cuando lleguen, de momento hoy Rajoy está más consolidado que nunca como líder del PP indiscutible para marcar los tiempos y seguir su propia estrategia. ¿Cambiará algo que su «alter ego» sea ahora Rubalcaba y no Zapatero? En lo que es su estrategia, no mucho, según las fuentes consultadas. Rajoy va a hacer muy pocos cambios sobre el guión que ha seguido en la campaña del 22-M. Y ya se encargarán otros compañeros de hurgar más en los puntos débiles de Rubalcaba.
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