Elecciones Generales 2016

Traiciones y contagios por Santiago Abascal

La Razón
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Un insulto más del Sr. Eguiguren que muchos escuchan con callada e incomprensible resignación. El presidente del PSE amenazó ayer, esperpénticamente, con romper el acuerdo con quienes le sostienen en el Parlamento vasco si «Rajoy no empuja a favor de la paz», calificándolo de «traición a los que han muerto» por ella. Eguiguren coloca así al Partido Popular en una posición imposible. En tal tesitura, –si se mantiene el acuerdo de gobierno–, sería porque Rajoy empuja «a favor de la paz» en los términos que marca Jesús Eguiguren, lo que resulta inverosímil habida cuenta de la trayectoria del PP.

Los que llevamos algunos años en política ya sabemos que ante las derrotas o dificultades no hay mejor asidero que la cortina de humo, y eso es lo que ha pretendido hacer Eguiguren planteando el debate político en términos brutales en lugar de basarse en los fríos datos sobre la debacle socialista vasca que, dicho sea de paso, también ha afectado al PP vasco. A una mayoría del electorado no le ha gustado la política desarrollada por el PSE, y por eso han perdido más de 30.000 votos y 5 escaños, un severo varapalo para el partido que ocupa Ajuria Enea.
Sé que la autocrítica es muy difícil para cualquier responsable político, pero los datos electorales no debían ocultar el fracaso del proyecto que dirige y pilota el Sr. Eguiguren y que ha permitido que sean los testaferros de ETA quienes cantasen victoria. Es inaudito que en la democracia española este señor tenga bula para todo, licencia para traicionar, e inmunidad garantizada, lo que llevó incluso a que su partido tumbase una proposición popular en el Congreso que impedía que un condenado por violencia de género pudiera ser candidato, ya que le afectaba personalmente a él.

El Partido Popular nunca va a traicionar a las víctimas porque ninguna ha muerto por la mísera paz del Sr. Eguiguren sino por la libertad y la unidad de los españoles. Eso sí, siguiendo a Eguiguren la traición sería irremediable, y la remontada imposible. Se impone una reflexión para evitar el contagio mortal de Jesús Eguiguren y los suyos.