España
Dadme alas
En el diccionario, «dar alas» es un modo de hablar metafórico que vale tanto como alentar, estimular o animar a otro para que intente o se atreva a ejecutar algo. Como escribió Pedro Salinas en versos memorables: «No rechaces los sueños por ser sueños. Todos los sueños pueden ser realidad, si el sueño no se acaba». En este momento en que tantos lo pintan todo tan negro, hay necesidad de que alguien, como Churchill en el Discurso a la Cámara de los Comunes de 1940, diga la verdad: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Venid y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas porque la única alternativa a esta crisis es la victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo; victoria por largo y duro que pueda ser el camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia».
Dar alas es no malinterpretar el estribillo musical «no future» (no hay futuro) del movimiento punk. El mensaje no es terminar con todo y punto final. No. El mensaje es que hay que levantarse y hacer el esfuerzo uno mismo. Porque nadie va a hacerlo por uno. Dar alas es también evitar errores, «saber lo que no hay que hacer: lo que se ha hecho a lo largo de estos años», como sentenció Rajoy. Dar alas es que, por primera vez en la democracia, los dos partidos mayoritarios hayan logrado ponerse de acuerdo en algo fundamental: reformar la Constitución y fijar un techo de gasto que permita atajar la crisis. Es prueba fehaciente de que esta nación está viva y tiene futuro. Dar alas es contar con una mayoría de jóvenes capaces de hacer suya la famosa frase de Galileo «Eppur si muove», pues otra España es posible. Dadme alas.
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