España
Mala decisión en el peor momento
Cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) decidió sumarse a sus colegas reguladores de Francia y Bélgica y levantó la prohibición de las posiciones cortas en el mercado de valores, abrió la puerta a la peor de las especulaciones en el peor de los tiempos posibles para la banca española. Parece evidente que el momento requería por parte de la CNMV una postura cargada de prudencia. Por el contrario, el presidente del organismo regulador, Julio Segura, aupado a su cargo por el Gobierno del PSOE, permitió con su apresurada decisión que los peores especuladores volviesen sus ojos hacia las entidades españolas. El jueves, el resultado no se hizo esperar y los accionistas de la banca vieron impotentes el desplome de sus títulos en una catarata de números rojos cifrada en cerca de cinco mil millones de euros. Para las personas no expertas en asuntos financieros, es decir, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, es muy difícil de entender que alguien pueda ganar dinero apostando por la caída de una empresa. Como no se entiende que estas operaciones se efectúen con acciones de la empresa que va a ser atacada tomadas en préstamo a sus depositarios para venderlas en masa ,y cuando la empresa se haya desplomado, recomprarlas a precio más barato. Es un mundo al revés, en el que unos arriesgan su capital para trabajar y generar riqueza en una economía productiva, mientras que otros aprovechan la ocasión para enriquecerse sin producir más que la ruina ajena. Nada pasó los meses en los que estuvieron prohibidas y nada habría pasado de haberse mantenido el veto.
Puede que en Francia y en otros países de la Unión Europea el momento fuera oportuno para que sus respectivos reguladores volviesen a la situación anterior al pasado verano. En el mes de agosto, la crisis de la deuda debilitó tanto las defensas de los bancos y la volatilidad era tan alta que se decidió la prohibición temporal de este tipo de operaciones. Pero éste no es ahora el caso de España, donde la banca se encuentra en un delicado proceso de reestructuración, con la reforma financiera del Gobierno recién aprobada. Julio Segura debió esperar y no ayudar a fabricar imágenes de debilidad en la economía española, al estilo de las insinuadas 48 horas antes por la falsa noticia distribuida por una agencia europea que repetía las mismas críticas del socialista Rubalcaba.
Nuestros grandes bancos no necesitaron en su día, cuando estalló la crisis financiera, de las ayudas públicas en forma de miles de millones ofrecidas por los gobiernos europeos y capeó lo peor de la situación sin tener siquiera que recurrir a los créditos del FROB. Por eso ahora, cuando se acomete de una vez la limpieza de los activos inmobiliarios, bien merecía que se mantuviera al menos la barrera contra la especulación de las ventas a corto.
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