Crítica de cine / «Noche loca»: Jo qué matrimonio

Director: Shawn Levy. Guión: Josh Klausner. Intérpretes: Steve Carrell, Tina Fey, Mark Wahlberg, James Franco. EE UU, 2010. Duración: 88 minutos. Comedia.

En esta «Noche loca» hay una película que vale la pena debajo de las persecuciones, los autos de choque, los usb con información privilegiada y los gags a costa de los pectorales de Mark Wahlberg. Es una película que late bajo todo ese ruido de fondo que cualquier muestra de cine «mainstream» que quiera rascar algo de taquilla parece obligada a incorporar en su superficie.

La «Noche loca» que vale la pena cuenta la crisis de un matrimonio que, en apariencia, vive en la más programada de las armonías, sale a cenar un día por semana para simular que tiene vida social más allá de las actividades extraescolares de sus hijos y se sabe de memoria las reacciones del otro. No son pareja, son compañeros de piso bien avenidos, y cuando, en el restaurante, juegan a imaginar las vidas de los demás comensales, en el rostro de Steve Carrell y Tina Fey se adivina la envidia. Es una pena que la melancolía y la frustración que transpiran las primeras escenas de este matrimonio acaben en saco roto cuando, en la noche del título, son confundidos por una pareja de chantajistas y perseguidos por un par de policías corruptos. En el transcurso de esa juerga nocturna, que servirá para que el matrimonio recupere la ilusión en el amor y la vida en común, Carrell y Fey pierden su carisma humorístico, sobradamente probado en lides televisivas, y sólo lo reconquistan en un delirante «lap dance» que permite que salgan a la luz sus dotes para la comedia física. Lo demás es un «Jo qué noche» liofilizado que nunca acaba de ser lo suficientemente surreal para despegar los pies del suelo y entregarse al tono pesadillesco que la trama está pidiendo a gritos.