Hamburgo

Punto de partida a la Eurocopa

La Razón
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El segundo Mundial organizado por Alemania, esta vez con el país reunificado, fue el mejor de cuantos he conocido, incluido el que montó en 1974. Franz Beckenbauer fue la cabeza dirigente. Las administraciones públicas posibilitaron la construcción de nuevos estadios y la remodelación de otros. En el 74, en Hamburgo, vi la derrota de la Alemania Federal, después campeona ante la Holanda de Johann Cruyff, como gran acontecimiento político. En la final del Estadio Olímpico berlinés, en 2006, sobre el espacio en que quiso ser glorificado Hitler con los Juegos Olímpicos de 1936, se presenció el hecho insólito de una final: la expulsión de uno de los mejores jugadores el mundo, Zinedine Zidane, por agredir, con un cabezazo, al italiano Materazzi, individuo de malas trazas quien, al parecer, le insultó gravemente. Zidane manchó su imagen tan admirada.Italia llegó a la final a pesar de los apuros que pasó contra adversarios inferiores. Al rescate acudió en dos ocasiones el lateral izquierdo Grosso. Francia ya no era la conocida y cayó en los lanzamientos de penalti. La selección española vivió días de conflictos internos. El equipo no fue la hermandad deseable. Luis Aragonés, por ello, tomó nota y tras el campeonato se fue desprendiendo de los jugadores problemáticos. La más sorprendente de las decisiones fue la de ir alejando al hasta aquel momento capitán Raúl, pese a sus muchos apoyos mediáticos.Alemania, con los cambios posteriores, fue el punto de partida de la selección española, que, dos años después, conquistó la Eurocopa de Austria y Suiza. Allí, el equipo español pasó la primera ronda al vencer 4-1 a Ucrania, 3-1 a Túnez y 1-0 a Arabia Saudí. Cayó con Francia 1-3 en la ronda de octavos de final, cuando era favorita para seguir adelante, y regresó a casa con mal cuerpo deportivo y moral.