Agricultura

XXV aniversario

La Razón
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Mucho celebrar en junio del año pasado las bodas de plata de la firma del Tratado de Adhesión de España a la entonces CEE, para que luego hayan pasado desapercibidos el aniversario de la integración y, ahora, los veinticinco años desde que comenzó a aplicarse en España la Política Agraria Común (PAC).

Fue el 1 de marzo de 1986. En aquellos momentos reinaba la ceremonia de la confusión porque cambiaron completamente las reglas del juego que debían respetar los agricultores y ganaderos españoles.

Además, desde el propio Ministerio de Agricultura se jugaba a eso, intentando vender unos precios de intervención más altos de lo que en realidad eran, sin darse cuenta de que el fijar esas cifras ya no era responsabilidad suya, sino de la Comisión Europea, que puso rápidamente las cosas en su sitio. En este cuarto de siglo se ha cambiado en varias ocasiones la base de la PAC. De un sistema de precios garantizados y medidas de intervención de los mercados se ha pasado a las ayudas directas y al régimen del pago único por explotación, dejando a un lado los precios regulados y el apoyo a los mercados.

La tendencia durante los últimos quince años ha sido desincentivar la producción para eliminar excedentes. Ahora estamos a las puertas de nuevos cambios en la PAC.

Todo indica que se quiere «reverdecer» esta política. Me parece muy bien, pero siempre y cuando no perdamos la perspectiva y tengamos muy claro que la principal misión de la actividad agraria es la producción de alimentos, cada día más necesarios, aunque en los países desarrollados no lo queramos ver.