Comunidad de Madrid
Atracando con papá por Francisco Pérez Abellán
El actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, tuvo bajo su mando a uno de los grandes inspiradores de la ley del menor, que pretendía que los españoles fueran todos menores de edad hasta los 21 años. Tamaño despropósito hizo que jamás se aplicara la norma desde el principio, y sí solo en el tramo de hasta los 18 años; y es ahora lo que el ministro se propone corregir, dado que la infausta ley ha malbaratado el mundo de la delincuencia.
La ley ha fabricado «un menor jurídico» que no existe en la realidad, con lo que ha apartado el buen hacer de lo real, puesto que lo que los jóvenes necesitan en este momento es que se les dé responsabilidad y se les ayude a madurar, en vez de todo lo contrario: exonerarlos de responsabilidad, incluso en los casos más graves. La actual ley del menor que el ministro se afana en reformar es la que ha permitido que cada banda de delincuentes tenga al menos un menor a su servicio. Y aunque es cierto que en la Comunidad de Madrid las cifras de reinserción de los menores infractores son muy altas, lo cierto es que en los casos más graves (asesino de la catana, atracadores y ladrones de marca mayor) muchos son protagonizados por menores.
Mientras la sociedad no considera al menor digno de abrir una cuenta bancaria, el crimen organizado le confía las llaves del BMW, la bolsita de la mercancía y hasta el botín de un atraco. Para los menores, la sociedad civil es un muermo y el delito es como una jungla de aventuras.
Los asesinos de Sandra Palo, como denuncia la madre de la víctima, no han salido reinsertados y han pisado la calle demasiado pronto para lo que hicieron. Y su ejemplo se continúa en el mundo de la delincuencia pongamos que hablo del atracador adolescente de 17 años que la Policía encuentra culpable de al menos nueve atracos en oficinas bancarias de Madrid y que ha sido capturado
La particularidad que presenta es que iba armado con un Colt 45, un pistolón como el «357 de Harry El Sucio», con una estética algo anticuada, pero sin duda muy eficaz, con el que no dudaba en apuntar a sus víctimas. Por si esto fuera poco, el otro hecho que impacta es que le acompañaba su padre a los robos.
Mientras el niño atracaba con la pistola, como diría Gila, el papá miraba por la ventana por si llegaba la «pasma». Un hecho definitivo es que se trata de súbditos extranjeros, lo que a mi modo de ver indica que hasta los forasteros han aprendido en seguida que en España la ley del menor favorece a los jóvenes delincuentes.
Como guinda, además, está el hecho de que la Prensa ha publicado que padre e hijo, después de ser puestos ante el juez por la Policía, recibieron licencia para salir en libertad en espera de juicio. En Madrid, el gremio de joyeros, uno de los más machacados por los atracadores, denuncia la reincidencia como la gran lacra.
Gallardón podría aprovechar para corregir otra ley y modificando sólo un párrafo, una línea apenas, cosa que se saben de corrido en el gremio de joyeros y bastaría una llamada para que le pongan al día, impedir que la reincidencia crezca.
Empecemos otra vez desde el principio, sin progres tránsfugas: ¿A qué edad termina la infancia? ¿Qué es un menor en el siglo XXI? ¿A quién debe proteger la ley?
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