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Elsa Pataky: bruja más que bruja
Antes de que todo el mundo hablara de Messi, el personaje más popular de Barcelona era un gorila albino llamado Copito de nieve. Un gorila blanco resulta tan extraño como un perro verde o una vaca de color rojo. Pronto se convirtió en un icono de la ciudad, un ser entrañable y querido. Julio Fernández, productor de Filmax, vio de inmediato las posibilidades de utilizar al personaje en una película. La idea le vino de un sueño y, tras años de planificación, llega a las salas convertida en una cinta en 3D que mezcla imagen real con animación y Elsa Pataky en el papel de bruja.
Su primera oportunidad
La actriz no dudó en aceptar el papel: «Con otros productores me lo habría pensado, pero él fue quien me dio mi primer protagonista en el cine en "Romasanta"y sabía de antemano que sería algo bueno», comenta la intérprete, aunque no le ha salido ser mala de verdad, dice. Ella ya conocía a Copito de nieve. En realidad, la primera vez que recaló en Barcelona fue directa al zoo para conocer al primate: «Vine con mi familia expresamente para verlo. Fue una sensación emocionante», señala, y añade que lo más complicado fue rodar con gorilas imaginarios (pues se añadieron en la postproducción digital), «lo más complicado que he hecho en mi carrera». La cinta narra las peripecias de Copito, que se escapa del zoo y viaja por Barcelona en busca de una bruja que, dicen, puede convertirle en un gorila negro para no sentirse rechazado. «La cinta habla a los niños de lo importante que es respetar la diferencia y de lo únicos que somos todos», comenta Pataky, que asegura que le encantaría tener niños para llevarlos a ver la película.
Un gorila con 22 hijos
En noviembre de 1966, el entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, recibía por todo lo alto la llegada a la ciudad desde África de una gorila blanco, un hecho nada frecuente. No tardó en convertirse Copito de Nieve en la mascota oficial. Su muerte, en noviembre de 2003, después de años de enfermedad, se convirtió en un suceso dramático. Sus cuidadores intentaron que tuviera descendencia albina, pero no pudo ser, a pesar de que dejó una abultada parentela de 22 hijos. La imagen que ha quedado en el imaginario colectivo es la de Copito ya en su vejez, con su peculiar sonrisa, aunque la película ha preferido utilizar al recién nacido, a pesar de que llegó a Barcelona con dos años. El dibujo dulcifica su figura y lo convierte en un personaje con el que los niños pueden identificarse.
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