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Las dos Pepas por Pedro Damián DE DIEGO

La Razón
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El brillante y austero hermanamiento del Estatuto de Autonomía de Castilla y León con la Pepa, a propósito del 29 aniversario de la ley de leyes autonómica y del bicentenario de la promulgación de la Constitución de 1812, es uno de esos actos institucionales que se merecen formar parte del recuerdo colectivo.

Estamos ante dos escenarios de la historia de España muy lejanos entre sí, puesto que el 19 de marzo se cumplirán nada más y nada menos que 200 años de la promulgación de una Carta Magna que supuso un hito en nuestro entorno, puesto que estableció el carácter público y gratuito de la educación y dio paso al nacimiento de un Estado de derechos y libertades con aspectos tan relevantes como la desaparición del régimen señorial y la supresión de la tortura.

En la Constitución de Cádiz, que debe su nombre coloquial a su alumbramiento en la festividad de San José, participaron 28 diputados de las provincias que ahora integran Castilla y León, tal y como acaba de recordarnos el incansable historiador e investigador Enrique Berzal, que demuestra día a día como es posible divulgar de forma amena una materia sobre la que pesa el sambenito de árida. Este 24 de febrero ha pasado al libro de oro de la historia autonómica en buena parte gracias al buen criterio y seriedad de la anfitriona de la efeméride, otra Pepa pero mucho más joven, la presidenta Josefa García Cirac, que supo hilvanar en su discurso la importancia del homenaje a la Constitución de 1812 con una buena radiografía de la lamentable situación por la que atravesamos, a la vez que imprimió en el acto oportunas medidas de austeridad que no sólo tocaron el estómago de los invitados sino también el bolsillo de sus señorías.