Andalucía
Al abismo por Lucas Haurie
La oposición habla de «agenda oculta» mientras el gobernante, según le dicten las circunstancias o la ideología, apela a «la herencia» y a «la dictadura de los mercados». El caso es que no hay presidente, desde las prósperas repúblicas europeas hasta las modestas comunidades de vecinos, que se evite el trago de papearse sus promesas electorales, sus programas, sus propósitos de salir de la crisis sin tocarle el bolsillo al prójimo y hasta sus principios. A François Hollande, dos días después de tomar posesión del cargo, ya lo llaman los malvados tertulianos, según estén adscritos a la cuadra del PP o del PSOE, «Mariané» o «Zapateruá». Y los recortes perpetrados por José Antonio Griñán al alimón con Diego Valderas han tirado del caballo del izquierdismo irredento a su electorado más entusiasta. El posibilismo cínico es el virus de la semana en Andalucía. Los funcionarios se engorilan por la reducción de sueldo pero la ciudadanía tiesa se cabrea por el mantenimiento de una estructura insostenible pese a su abaratamiento cosmético. O sea, que todo el mundo está enfadado y sin cita con las urnas en el horizonte. De un cuatrienio de mal humor sólo nos salva, así, el «default» o la intervención de Montoro. Todos los caminos conducen al abismo, esa Roma de la posmodernidad.
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