Francia
Peligra la unidad europea
En las últimas décadas, Europa ha construido un espacio común sin fronteras internas en el que la libre circulación es una práctica común que ha resistido hasta que ha tenido que afrontar los «indeseables» flujos migratorios. Los Veintisiete aplaudieron la «liberación» de tunecinos o libios, pero no su decisión de trasladarse a vivir a la Unión. Si hace unas semanas originó el enfrentamiento entre Italia y Francia, ahora ha sido el anuncio danés de reimplantar las fronteras internas, una decisión que alarma a sus socios. Ayer, los ministros de Justicia e Interior apoyaron la creación de un sistema europeo de «guardias de fronteras» que controle los pasos entre los distintos países, pero que garantice una unidad de procedimiento. Sucede que Schengen se suscribió pensando casi exclusivamente en la libre circulación de habitantes del club, por lo que no existe un marco preciso para afrontar situaciones difíciles. De momento, con la decisión unánime de cuidar los límites entre Estados en situaciones de riesgo, parece innecesario elaborar un nuevo texto, pero lo que sí resulta indispensable es evitar la toma de decisiones unilaterales. Y es que, en un espacio común, el cómo se gestiona debe ser producto de una decisión colectiva. De otra forma, habrá que plantearse si la unidad europea corre peligro.
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