Barcelona
La Sagrada Familia se blinda ante la inminente llegada de «Barcino»
En el barrio de la Sagrada Familia corre el rumor de que la tuneladora ya ha pasado junto al templo. «Un operario de los que trabajan en las obras se lo dijo esta semana a un vecino», explicaba, la víspera de la Mercè, una vecina de la calle Padilla en la cola de la panadería. El Administrador de Infraestructuras del Estado (Adif), el encargado de las obras, lo desmiente.
Después de tres semanas de el parón, en el pozo de la calle Padilla, para poner al día la tuneladora «Barcino», el topo mecánico vuelve a horadar bajo la calle Mallorca el tramo más delicado, el que discurre junto a la Sagrada Familia. Aunque nadie se aventura a decir cuándo pasará exactamente junto al templo, «un cálculo nos ayuda a dar una fecha aproximada», explica Joan Rigol, presidente delegado de la Junta Constructora de la Sagrada Familia. Si la tuneladora está a 200 metros y avanza a una media de 14 metros al día, en 14 días llegará junto a la obra de Gaudí. Llegará, si no hay incidentes. En este tramo, el terreno es más arenoso y los técnicos no saben a ciencia cierta cómo va a responder «Barcino».
Máxima seguridad
Fomento se ha tomado muy en serio la seguridad del templo. Decenas de aparatos se han colocado por todo el edificio, sobre todo en la parte frontal, para tener controlados los movimientos de la tuneladora en el subsuelo sagrado. Adif ha instalado cuatro estaciones de topografía robotizadas, dos de ellas dentro del templo y otras dos en otros edificios; 146 prismas de control, en el interior del monumento y en las fachadas; tres estaciones de monitorización para el control de vibraciones distribuidas en el entorno; además de cinco secciones de auscultación integrada por 65 hitos de nivelación, 20 extensómetros, once micrómetros deslizantes, 17 inclinómetros, 15 células de presión en el terreno y 28 piezómetros. Por último, también hay nueve acelerómetros dentro del monumento para controlar las vibraciones.
Todos los resultados son monitorizados «ipso facto» de tal manera que si los movimientos registrados superan los niveles aconsejados, el proceso de perforación puede ser suspendido. Hasta ahora, según los controles, la perforación del túnel ha provocado movimientos imperceptibles, con valores equivalentes a los que se dan habitualmente como consecuencia de los cambios de temperatura a lo largo del año.
Pero como más vale prevenir que curar, una pantalla protege al templo de las maniobras de la tuneladora. Concretamente, está situada frente a la fachada de la Glòria. Tiene 230 metros de longitud y está formada por 104 pilotes de 1,5 metros de diámetro y 41 de profundidad, con una separación entre sus ejes de 2 metros.
Las de Adif no son las únicas medidas de seguridad. El dicho de «las cosas de palacio van despacio» le va como anillo al dedo al proceso judicial que los responsables de la Sagrada Familia tiraron adelante para impedir que la tuneladora Barcino horade el túnel del AVE a escasos metros del templo. Joan Rigol explicó a LA RAZÓN que da por hecho que la tuneladora pasará junto al templo antes de que la Audiencia Nacional dicte sentencia. Y puestos a que el topo mecánico, de cien metros de longitud y 2.300 toneladas, pase junto al templo, Rigol es partidario de que lo haga «con el mínimo riesgo posible».
Al margen de la disparidad de sistemas de control que ha instalado Adif, la dirección de la Sagrada Familia ha complementado las medidas de seguridad con el asesoramiento de dos técnicos de la Unesco, los ingenieros Jäger y Katzembach. Ambos forman parte del comité de 21 expertos, nombrados por Fomento, que controla la construcción del túnel. Los dos ingenieros son el puente de diálogo de la dirección del templo con Adif. Siguiendo sus consejos, la junta constructora ha colocado 16 sensores más para auscultar si los movimientos que puedan darse cuando la tuneladora pase junto al templo pueden conllevar peligro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar