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«Caso Soto»: se reabre el debate sobre el P2P

Un juez desestima una demanda de discográficas contra el programador

Pablo Soto
Pablo Sotolarazon

Se trata del segundo varapalo que sufre la propiedad intelectual en las últimas semanas. Tras la decisión del Gobierno saliente de no aprobar el reglamento que permitiría la aplicación de la Ley «antipiratería», ayer se dio a conocer el fallo del juzgado de lo Mercantil número 4 de Madrid, que desestima la demanda interpuesta por la patronal de las discográficas (Promusicae) y las discográficas del grupo Warner, Universal, Emi y Sony-BMG contra Pablo Soto, creador de los programas P2P Blubster, Piolet y Manolito por facilitar el intercambio de archivos entre internautas.

Según el dictamen, que todavía puede ser recurrido, Soto queda absuelto al considerar que es autor de un producto tecnológico «cuyo uso permite a terceros intercambio directamente de igual a igual» sin que exista relación jurídica entre ellos, informa Efe. La decisión judicial precisa, además, que Soto es «un desarrollador de aplicaciones informáticas que trabaja para otras empresas que producen programas, pero no prestan ningún servicio».

Vacío legal
La reacción de las discográficas, que en su momento optaron por la vía civil por la mala imagen que un hipotético ingreso en prisión del demandado podría provocar en el sector (le pedían, por tanto, una indemnización de 13 millones de euros en compensación de las pérdidas), ha sido inmediata. «Liderábamos la clasificación de la "piratería". Ahora también lideramos la de la impunidad», dijo ayer Antonio Guisasola, presidente de Promusicae. «Esta resolución supone la constatación sangrante de que en España existe un vacío legal contra la "piratería"y que cualquiera puede aprovecharse del trabajo y el talento de los demás con la tranquilidad de salir impune».

Esta decisión judicial reabre el debate sobre los efectos que el p2p o intercambio de archivos puede tener en la industria cultural. Aunque su uso con el fin de obtener contenidos protegidos ha disminuido mucho durante los últimos años en nuestro país en favor del «streaming» (a través del que no es necesaria la descarga del archivo), en otros países, que han centrado sus normativas en la lucha contra el P2P, se ha constatado un aumento del «streaming». La inclusión del intercambio de archivos dentro de la ley «antipiratería» española fue uno de los puntos que el lobby de la industria cultural quiso incluir en la normativa.

«Durante el juicio quedó claro que Pablo Soto y su red de empresas se encargaron de diseñar y explotar un sistema de violación masiva de los derechos de propiedas intelectual. Ahora, dos años y medio después, cabe deducir que pisotear los derechos de los creadores sale prácticamente gratis en este país. O el nuevo Gobierno toma medidas o seguiremos siendo el hazmerreír en Europa y el mundo civilizado», sentenció Guisasola.


Programador interesado
Aunque los más populares siempre han sido Kazaa y eMule, Soto logró desarrollar programas de intercambio de archivos que les hicieron frente, como Blubster, Piolet y Manolito. Guisasola, que siguió este proceso desde el principio, insiste en que «no es ningún benefactor social, sino un programador que ha trabajado para su entero beneficio».