Ser infiel por Marina CASTAÑO

Finalmente no se va a emitir el anuncio publicitario en el que Ashley Madison, una empresa de internet, se aplica como proveedora a sus usuarios de relaciones extramatrimoniales, eso sí, con una discreción absoluta. Hay que ser muy desgraciado para tener que recurrir a un sitio en la red para poner una cornamenta. Soy de la opinión de que se es infiel por varias razones: por vocación de infidelidad (los hay y las hay que tienen auténtico entusiasmo por esas relaciones aventureras); por insatisfacción (aquellos que en su casa encuentran un ambiente cuasi hostil y buscan la evasión fuera de ella sin decidirse a cortar); y, finalmente, aquellos que aun teniendo en el hogar familiar un ambiente cordial, se sienten hueros de ilusión, de motivación y de excitación. El amor está ligado a la sinceridad y la infidelidad a la mentira, así que, por un simple silogismo, el amor y la mentira serían incompatibles, por tanto también lo sería con la infidelidad. El anuncio publicitario no provocaría más cuernos que los que ya estaban previstos: nadie está con otra persona si alguien por quien profesa un profundo amor le está esperando. Por eso el organismo de control de publicidad español ha aprobado este anuncio. Otra cosa es que varias cadenas hayan decidido no emitirlo. Hay que decir que esta empresa cuenta con unos diez millones de usuarios en el mundo y más concretamente en nuestro país ya cuenta con cincuenta mil miembros. La que firma esta columna, de naturaleza muy despistada, pasó por alto esas marquesinas que rezaban «¿Estás casada? Revive la pasión, ten una aventura». También se pueden escuchar anuncios radiofónicos en esta misma línea. Y es que sólo en España el 35 por ciento de los usuarios son mujeres, nada más y nada menos que el segundo país a nivel mundial con el mayor número de inscripciones femeninas, después de Australia. ¿Será que los australianos y los españoles tienen más insatisfechas a su sexo contrario? Sería caso de echar una pensadita a este extremo.