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Peter Sellars por qué
El Teatro Real estrena juntas «Iolanta» y «Persephone»«Iolanta», de Tchaikovsky. D.Ulianov, A.Markov, P.Cernoch, W.White, V.Eimov, P.Kudinov, E.Scherbachenko, etc. «Persephone», de Stravinsky. P.Groves, D.Blanc. Dirección escénica: P.Sellars, . Dirección musical: T.Currentis, Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Madrid, 14 de enero.
Ayer y hoy ha llenado páginas y páginas de cultura de los diarios la noticia de otro posible ERE en el Liceo –anunciado en uno de mis artículos sabaderos hace un mes– y su cierre durante dos meses, así como el contagio al Palau de les Arts. No hay dinero para nada. Pero a veces sí… de momento. La nueva propuesta del Teatro Real une dos obras de protagonista femenina: «Iolanta» y «Persephone», con la excusa de la poesía que ambas encierran. También se unirán la próxima temporada «Suor Angélica» y «El prisionero». Cuando queremos todo se conecta o todo se desconecta. Quienes asistan saldrán convencidos de haber asistido a un espectáculo de los que hoy se consideran internacionalmente de primer nivel. Esto es un hecho. Como lo es el impecable trabajo de la orquesta, el soberbio del coro –incluyendo en el caprichoso añadido «a capella» perteneciente a la Liturgia de San Juan Crisóstomo Op.41 del propio Tschaikovsky– bajo la dirección de un efusivo y también detallista Teodor Currentis. El mismo nivel se da en el canto, desde la lírica Ekaterina Scherbachenko al amplio cometido de Paul Groves, pasando por la veteranía de Willard White o la contundencia expresiva de Dmitry Ulianov. Todos primera clase, sabiendo sobrevolar algunas limitaciones por las alturas de la tesitura y por eso se aplaude con entusiasmo «Iolanta».
Sin embargo niego la mayor. El espectáculo es un clarísimo ejemplo de la ceremonia de la confusión que vive el mundo artístico en general y no sólo el musical. Nos dedicamos a programas óperas en concierto y, para compensar, a escenificar cantatas, oratorios u óperas menores. Puede llegar a entenderse que, en épocas de vacas gordas, podamos emplear recursos en «adornar» o «reinterpretar» los segundos, pero no hoy. ¿Qué sentido tiene ofrecer en concierto una ópera del contenido argumental de «Pescadores de perlas» o «Fausto» y, en cambio, escenificar la nula acción de «Iolanta» o «Persephone»? El Liceo y el Real, como algunos otros, desorientan su rumbo. El Real ha contratado a Peter Sellars para convertir en posible lo imposible. Podrá decirse que para tal fin se precisa un genio y Sellars ha demostrado serlo sobradamente –inolvidables sus reveladores «Orlando» o «Don Giovanni»– pero la genialidad suele ser cara y Sellars lo será, si bien Moscú y Valencia participan en el proyecto. Su propuesta adolece de debilidades: la pretendida poesía se diluye por una iluminación de buscados aires caseros pero llena de sombras reiterativas, los marcos de las ficticias puertas embarullan más que inspiran, Stravinsky y el Circo del Sol no acaban de conjugar… Por eso he de terminar preguntándome: «¿Por qué ambas obras en escena y por qué Sellars?». Mejor habría sido contratarle para una ópera de dimensión auténtica que para una producción de muy superiores costes de oportunidad que los resultados artísticos que reporta. Estamos en vacas flacas, y más vale gestionar hoy cautelosamente que caer mañana en lo del Liceo o el Palau. Por eso, quizá, se pita «Persephone».
Posdata: pueden ver el vídeo http://www.youtube.com/watch?v=8MIm95N7L00 y piensen qué más hace falta.
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