África

Benedicto XVI

«África levántate»

Esperanza. Es la palabra que ha repetido una y otra vez Benedicto XVI a lo largo de su segundo viaje a África. También lo hizo ayer en su despedida en el aeropuerto de Cotonú. «Quise volver a visitar de nuevo el continente africano, por el que tengo una especial estima y afecto, pues estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza», afirmó el Pontífice horas después de entregar la exhortación Apostólica Post-Sinodal, «Africae Munus», el documento final del segundo Sínodo especial para África, que los prelados africanos celebraron en octubre del 2009.

Un joven africano reza durante la eucaristía del Papa en el estadio La Amistad de Cotonú
Un joven africano reza durante la eucaristía del Papa en el estadio La Amistad de Cotonúlarazon

MADRID- «Que la Iglesia católica en África sea siempre uno de los pulmones espirituales de la humanidad y se convierta cada día más en una bendición para el noble continente africano y para todo el mundo», concluye el Papa en la exhortación cargada de palabras de aliento para animar a trabajar a los católicos africanos en favor de la nueva evangelización. «Levántate, Iglesia en África, familia de Dios», subrayó como ya hiciera hace dos años al encontrarse con los obispos del continente.

El documento pontificio está dividido en dos partes: en la primera, examina las estructuras guías de la misión eclesial en el continente, que tiene el objetivo de lograr la reconciliación, la justicia y la paz. En la segunda parte se analizan los campos de apostolado de la Iglesia, en particular en los sectores de la educación, de la salud y de los medios de comunicación social.

Así, la Exhortación Apostólica se detiene en la necesidad de trabajar en el continente una catequesis, no sólo basada en el estudio de la Palabra, sino también vivida en la vida personal, familiar y social. También hace especial hincapié en el discernimiento profundizado de los ritos tradicionales locales, que sirvan como punto de partida para la promoción de una nueva fraternidad contrapuesta al tribalismo, al racismo y al etnocentrismo. «África tiene la necesidad de sentir la voz de Cristo que proclama hoy el amor por el otro, también por el enemigo», explica el Papa en un texto en el que tampoco faltan reflexiones sobre la distorsión de la noción de matrimonio, la desvalorización de la maternidad, la banalización del aborto, así como una condena firme a los actos de violencia contra la mujer y a la pena de muerte.

Consciente de la fragilidad de la democracia en el continente negro, el Papa no desaprovecha la oportunidad para reclamar en la Exhortación unos gobiernos libres de corrupción, que respeten la Constitución a través de elecciones libres y sistemas judiciarios independientes. No falta tampoco su preocupación latente por el desigual reparto de la riqueza en un mundo globalizado así como una defensa de los recursos naturales de África partiendo del «principio de gratuidad y la lógica del don como expresión de la fraternidad».

Búsqueda de la fe
En esta misma línea se manifestó Benedicto XVI ante las más de 100.000 personas llegadas de Nigeria, Ghana, Togo, Burkina Faso y otros países que ayer por la mañana llenaban el estadio La Amistad de Cotonú. Acogido con canciones típicas benineses y con muchas mujeres con vestido multicolores estampados con el retrato del Pontífice, el Papa infundió «ánimo» a los africanos y les dijo que la Iglesia existe para anunciar el Evangelio.

«Hay también muchos que se resisten a abrir sus corazones a la Palabra de Dios y son numerosos aquellos cuya fe es débil y su mentalidad, costumbres y estilo de vida ignoran la realidad del Evangelio, pensando que la búsqueda del bienestar egoísta, la ganancia fácil o el poder es el objetivo final de la vida humana», denunció durante la homilía en la festividad de Cristo Rey. De ahí que destacara, ante más de 180 obispos, entre los cuales se encontraban 40 presidentes de conferencias episcopales africanas, que para Jesús «reinar es servir» y que lo que pide a los fieles es que sigan ese camino «para servir, para estar atentos al clamor del pobre, el débil, el marginado». A renglón seguido, el Papa dijo que Cristo tomó el rostro de los hambrientos y sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, de todos los que sufren o están marginados.

«Acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la cruz», añadió. Benedicto XVI agregó que el bautizado sabe que su decisión de seguir a Cristo puede llevarle incluso a la muerte, pero que con su resurrección introduce a los hombres en un mundo nuevo, un mundo de libertad y felicidad. «También hoy son tantas las ataduras con el mundo viejo, tantos los miedos que nos tienen prisioneros y nos impiden vivir libres y dichosos. Dejemos que Cristo nos libere de este mundo viejo y accedamos a un mundo nuevo donde la justicia y la verdad no son una ilusión, sino un mundo de libertad interior y de paz con nosotros mismos, con los otros y con Dios», dijo el Papa.

«¡Tened ánimo! El Papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la oración», destacó una vez más como parte de esta apuesta de África como motor de la nueva evangelización.

 

Respaldo a los «obreros religiosos»
Antes de despedirse del continente africano, el Papa agradeció la labor de los misioneros. Durante el rezo del Angelus ensalzó su trabajo, así como el de los obispos y los «obreros religiosos» para difundir la fe. Cuando se cumple un siglo y medio de la llegada de los primeros misioneros a Benín, Benedicto XVI tuvo palabras para ellos también durante su homilía ante 100.000 fieles, y les alentó a continuar su labor: «Después de 150 años, hay todavía muchos que aún no han escuchado el mensaje de salvación de Cristo».