Medidas económicas
La difícil financiación de España por Luis de Guindos
El mayor riesgo al que se enfrenta España en el ámbito económico a corto plazo viene dado por los enormes vencimientos de deuda, tanto pública como privada, que se van a producir en los próximos meses. En concreto, el año que viene vencen más de 120.000 millones de euros de deuda bancaria a medio y largo plazo, y el tesoro español deberá hacer frente a renovaciones de deuda y Letras por un importe similar.
A estas cantidades habría que añadir las necesidades de nueva financiación por el déficit del conjunto del sector público, y los vencimientos por endeudamiento no bancario corporativo y de las comunidades autónomas. Todo ello suma una cantidad que supera claramente los 300 mil millones de euros a lo largo de los próximos 12 meses. Estas necesidades de refinanciación son consecuencia del stock de deuda, privada y pública, que hemos acumulado en los últimos años, y cuyo peso excede en tres veces nuestra capacidad de generación de renta anual. Además, una parte importante de dicha deuda está en manos extranjeras, ya que nuestro endeudamiento externo en términos netos se acerca al 100% de nuestro PIB. La cuestión clave deriva de que estas necesidades de financiación coinciden con el cierre de los mercados internacionales de capitales, y con que la única fuente de financiación estable de la economía española es el BCE. Dicha restricción financiera se traduce en que las empresas españolas están sufriendo enormes problemas de liquidez por la no disponibilidad de crédito y por el retraso en el pago de las administraciones públicas.
A su vez ,este doble estrangulamiento financiero explica la aceleración del proceso de destrucción de tejido empresarial y de empleo de los últimos meses. La no apertura de los mercados para España en un plazo corto de tiempo agravaría aún más la contracción de la actividad que estamos viviendo este trimestre y arrastraría a la economía española hacia una recesión cuando todavía no nos hemos recuperado de la vivida hace dos años, a diferencia de lo que ha ocurrido con nuestros principales socios europeos. Por todo ello, el objeto fundamental de la política económica debe ser facilitar que la economía española se pueda volver a refinanciar normalmente, aunque sea sólo de modo parcial, y reducir nuestra actual dependencia del BCE. Para ello resulta imprescindible convencer a nuestros acreedores de que España tiene capacidad de sostener su deuda sin problemas en el futuro. Y la variable clave en dicho sentido es recuperar el crecimiento económico, lo cual exige reformas importantes en el ámbito laboral y financiero. La austeridad presupuestaria resulta imprescindible, ya que nos encontramos ante una restricción absoluta de financiación para el sector público, pero no podemos esperar que, a diferencia de lo ocurrido en 1996, la consolidación fiscal tenga efectos expansivos como ocurrió entonces al liberar recursos al sector privado. Incluso se podría dar la paradoja de que poner sólo el énfasis en la reducción del déficit pudiera llegar a ser penalizado por los mercados, al descontar un bucle vicioso entre el ajuste fiscal y la recesión. Nuestra ventaja es que España sigue siendo solvente a pesar de nuestro deterioro laboral y de los problemas del sector inmobiliario. Por ello, es muy importante acertar con el mensaje de la estrategia de política económica, y en las primeras medidas de austeridad y en las reformas que tome el nuevo gobierno. Si esto coincide con un atisbo de solución a la crisis de la zona euro, se podría empezar a romper la restricción financiera que deprime nuestra capacidad de crecimiento y destruye tejido empresarial y empleo.
Luis de Guindos
Dir. del centro del Sector Finaciero de
PWC e IE Business School
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