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El fabricante de las PIP admite que actuó para lucrarse
MADRID- Puro negocio. Eso es lo que buscaba Jean-Claude Mas, un carnicero metido a fabricante de implantes mamarios y hoy buscado por la Interpol. Su abogado Yves Haddad, salió ayer a dar la cara por él en la radio francesa, France Info. Reconoció que su único interés era lucrarse, era una «iniciativa capitalista», explica el letrado. Así, corrobora los primeros datos que indicaban la mala calidad del gel que se usó para su fabricación. «La empresa utilizaba dos productos: un gel de silicona conforme a las normas francesas y otro producto fabricado por PIP, que no cumplía con éstas», comentó.
«Estas cosas se hacen». Con estas palabras terminó su intervención Haddad. Que se lo digan a las 300.000 mujeres que tendrán que volver a tumbarse en la mesa de un quirófano para que les explanten su pechos. Una intervención que muchas no van a poder financiar. Patricia Rivero pagó 6.500 euros en 2008 y «hoy aún lo sigo pagando», explica la joven. Pero la alerta sanitaria de retirarse los implantes no les deja opción. De ahí que desde la asociación de consumidores Facua exijan a las clínicas que «asuman los costes de su retirada y la colocación de nuevas prótesis», un importe que supera los 5.000 euros en la mayoría de los casos.
Además de la exigencia de las afectadas de que sean los centros de estética los que cubran los gastos, dudan sobre las medidas judiciales que deben tomar. «Nos han llamado más de 250 mujeres en los últimos cuatro días preocupadas por su situación, pero la mayoría no quiere denunciar, no tienen dinero ni para eso», afirma Carmen Flores, presidenta del defensor del paciente. Y la propia asociación comparte esta idea: «Los abogados nos dicen que es mejor que no se denuncie. El fabricante está en quiebra y jurídicamente es difícil determinar quién debe asumir la responsabilidad», añade. No obstante, las mujeres siguen movilizándose. En Valencia, donde se localiza el mayor número de afectadas de nuestro país, plantean coordinar una demanda conjunta.
Los casos se multiplican y las reacciones en los 65 países afectados no dejan de sucederse. En Inglaterra, la Sociedad Británica de Información de Implantes insiste en que «los implantes de pecho no duran para toda la vida». Al otro lado del Atlántico, Latinoamérica, el oasis de las operaciones de estética, focaliza la mayoría de los casos y, gracias a Twitter los conoce al resto del mundo.
EE UU ya avisó en el año 2000
Las autoridades sanitarias de EE UU advirtieron en el año 2000 del peligro de los implantes PIP. La Agencia del Medicamento Estadounidense (FDA) ordenó una inspección en la planta francesa donde se fabricaban los implantes, cuyos resultados nunca trascendieron. Después, escribió una carta al fabricante de las prótesis, Jean Claude Mas, en el que citaba once irregularidades en el proceso de fabricación.
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