Alicante

Castedo de cal y de arena por Iñaki Zaragüeta

La Razón
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Alberto Fabra no está recibiendo demasiada ayuda en su cruzada por regenerar la vida política de la Comunitat. Ahora es la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, la que emborrona los planes presidenciales. A las dificultades provocadas por la crisis económica, que de por sí complica la normalidad en las relaciones entre el poder ejecutivo y la sociedad, se suman las anomalías en las relaciones internas a la hora de ejecutar su proyecto de transparencia y de responder a las demandas de los valencianos.

La alcaldesa alicantina, imputada en el caso Brugal, ha rizado el rizo al proclamar sus intenciones. Al parecer, está dispuesta a rechazar la condición de aforada y renunciar así a su escaño de diputada autonómica, pero anuncia que jamás dimitirá de su poltrona municipal. Tal contradicción encierra algún misterio.

Por un lado, su abandono de Les Corts pondría en entredicho al resto de imputados -once con los que están en capilla, un veinte por ciento del grupo parlamentario popular-, presión que se diluye porque sabe que la continuidad de Luis Díaz Alperi, imputado en el mismo «affaire» y que ha asegurado que va a mantener su aforamiento, mantiene su proceso judicial en el TSJCV. Sólo ella sabe la verdad sobre sus preferencias del un Juzgado u otro.

Por otro, al persistir en su condición de alcaldesa porque «ha sido elegida en las urnas», fortalece la permanencia del los diputados que también han sido por los ciudadanos en las elecciones.
En definitiva, el panorama no termina de clarear para Alberto Fabra. Así es la vida.