CRÍTICA DE CINE / «En tiempo de brujas»: Cage cruzado

Cualquier entrega del por otro lado excelente videojuego «Assassins» posee mejor factura, mayor intención argumental y empaque estético que la nueva película realizada por Dominic Sena («Kalifornia», «Operación Swordfish»; es cierto, jamás le pidan peras al olmo). Por mucho que el filme haya costado 40 millones de dólares, los efectos digitales parecen del todo a cien, un defecto imperdonable cuando de una cinta de estas características se trata. Qué pérdida de dinero con esta crisis encima. En la Francia del siglo XIV, un par de cruzados vestidos con ropas parecidas a la moda grunge de los 90 escoltan a una joven acusada de brujería hasta un monasterio para someterla a un milenario ritual porque, piensan, se trata de la culpable de la peste negra, que está acabando con los moradores de aquellos parajes. Nicolas Cage, en esta ocasión con una abundante melena falsa, encarna a uno de los dos caballeros en plena crisis de fe. Con las ganas muy justas, el actor deambula por una historia que jamás consigue enganchar el interés del espectador, perdida entre batallas con un «tempo» demasiado deudor del que imprimiera Peter Jackson a las de la magna trilogía «El señor de los anillos» y el escaso atractivo que poseen los protagonistas del filme. Uno más, o uno menos, depende de cómo se miere.