Conciliación

Trabajar menos sí

La Razón
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El sábado pasado decía yo aquí que pobres niños nuestros, que los padres llegamos tarde a casa y muy cansados, que ellos esperan en un mundo de máquinas: internet, televisión, iPhone…, que no podemos darles esa calidad que necesitan durante el tiempo que estamos con ellos; que no se la damos porque no estamos ni relajados ni contentos, porque estamos estresados y agotados, porque hemos construido sociedades muy avanzadas en lo tecnológico, pero muy retrasadas en lo humano. Y no, no se trata de que las madres vuelvan a casa, como me ha reprochado alguna lectora. Yo creo, y por supuesto no hablo aquí de la tragedia de los parados, que deberíamos trabajar todos menos horas. Hacerlas más intensivas, más fructíferas, mejor pagadas. Seamos sinceros, ¿cuántas horas perdemos en discusiones vanas, reuniones inútiles, burocracias? Por otra parte la esperanza de vida ha aumentado enormemente por estos lares. Los setenta de ahora son los sesenta de antes. Entonces, ¿por qué no jubilarse más tarde y trabajar menos cuando se es joven? Los mayores ya tienen a los hijos independizados, los jóvenes tienen que criarlos, educarlos y disfrutarlos. Los niños crecen enseguida, no podemos esperar a darles atención cuando ya están a punto de volar. Trabajar menos horas también nos llevaría a una mejor repartición del trabajo. Y a la posibilidad de que los que no tienen la fortuna de amar su labor remunerada pudieran tener algo de tiempo libre para hacer lo que les gusta: teatro, baile, música… Un país desarrollado no es el que más consume materialmente, sino donde más alegría se respira. Un lugar con muchos viejecitos acompañados, muchos niños divertidos, muchos perros cuidados. Muchas sonrisas.