Europa

Museo del Prado

El Reina Sofía ya camina solo

Un anteproyecto de ley, respaldado por las principales partidos, concede a la institución mayor flexibilidad, autonomía y autogestión.

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El segundo día más importante desde su fundación. El museo entra en el siglo XXI. Ayer, Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, no encontraba ayer suficientes palabras ni expresiones adecuadas para mostrar su satisfacción y resaltar la importancia del anteproyecto de ley que aprobó el Gobierno –una iniciativa que contó con un amplio respaldo de la mayoría de las fuerzas políticas– y que concede a esta institución capacidad para gestionarse por sí misma. «Es un cambio jurídico que aporta mayor flexbilidad y autonomía de contratación», reconoció en el auditorio de la institución ante Guillermo de la Dehesa, presidente del patronato de este organismo, y Mercedes del Palacio, subsecretaria del Ministerio de Cultura.

El objetivo es que el museo alcanzara un estatus que le permitiera agilizar las gestiones, rentabilizar al máximo sus capacidades, incrementar la calidad de sus servicios y obtener recursos que le permitan mirar el futuro con optimismo y el convencimiento de que está adecuándose a su tiempo. Parece que se ha cumplido. «Es un traje a medida», señaló. Sí, pero con un molde anterior. El del Prado, que ya abandonó la figura de oragnismo autónomo de carácter administrativo para convertirse, como hace el Reina Sofía ahora, en un organismo público con estatuto específico. «Es similar, análogo, pero no idéntico, porque ha habido modificaciones. Esto es un centro de arte contemporáneo y el Prado, en cambio, explota una colección histórica.

Son parecidos, pero, sin duda, es el referente», admitió Mercedes del Palacio. Un día feliz con tres puntos fundamentales que resumen estos avances. A parti de este momento el Reina Sofía tendrá más flexibilidad de contrato, más capacidad para encontrar su propia financiación presupuestaria y unas posibilidades más amplias para generar recursos propios. Hay que tener en cuenta que el Museo cerró más de mil contratos a lo largo de 2010, un gran número de ellos con instituciones extranjeras. Manuel Borja-Villel no escondió ningún as y reveló que otra de las intenciones es «ser el gran museo del sur de Europa, la puerta con América y Europa». También mencionó la posibilidad de «desarrollar convenios más rápidos». «El museo tiene una vocación educativa. No entra en nosotros hacer caja. Las exposiciones itinerantes dan a conocer lo que estamos haciendo, y, en el futuro, esto también nos ayudará a compartir gastos», comentó Borja-Villel.

Respaldo político
Esta iniciativa, una antigua ambición, se ha conseguido sacar adelante con un amplio respaldo de las fuerzas políticas que, después de aprobarse en Consejo de Ministros, irá al Congreso para que se apruebe y de ahí al Senado. «Todos estaban de acuerdo en la necesidad de modificar su estatus», indicó Mercedes del Palacio. Ella misma explicó que «la ley es aplicable ya en el museo en algunos de sus puntos, sobre todo en varias cuestiones concretas. Creemos que se aprobará en Real Decreto en un año y se necesitará otro más para resolver el convenio colectivo del museo, para lo que se necesitará un consenso». Del Palacio recalcó la intención de sacar esta ley a lo largo de la presente Legislatura.

Este respaldo, que se obtiene dos décadas después de la apertura del museo, logrará, según indicó el presidente del Patronato, Guillermo de la Dehesa, «la internacionalización y el poder atraer a personas y empresas de otros países. Existen muy pocos museos en el mundo de la relevancia del Reina Sofía». Pero el punto más fuerte y el más importante de este cambio es la capacidad para encontrar y gestionar nuevas vías para respaldar al museo. «Nos da la capacidad de atraer a personas e instituciones que nos pueden conseguir financiación, donar obra o hacer depósitos, en un momento en el que las piezas de arte contemporáneo son imposibles de conseguir en el mercado debido a sus precio», subrayó Guillermo de la Dehesa.

Un patronato fuerte
Él mismo insistió después en la necesidad de reforzar el patronato, hacerlo «fuerte» con un objetivo muy concreto: «Atraer a personalidades de España, pero también de otras naciones para que nos ayuden a desarrollar todas estas funciones. Hay –insistió con énfasis– que atraer a la población civil española y de otros países para que se interesen por el arte contemporáneo y nos emplacen a desarrollar nuestro trabajo». Todo esto sucede en un momento en que está aumentando el prestigio del Museo Reina Sofía, que ha conseguido aumentar los visitantes de manera muy rápida en los últimos años.

Se ha pasado de cerca de un millón y medio de personas en 2007 a dos millones trescientos mil en 2010. Una subida media, según fuentes del propio museo, de un veinte por ciento respecto al curso anterior. Todo esto es colofón de una reordenación de la colección y los fondos del museo y la motivación para conseguir incorporarse a un marco jurídico que ya se ha adoptado con éxito en organismos semejantes de toda Europa. El área que más se beneficiará es el que corresponde a la investigación y las exposiciones temporales, que necesitan un margen de maniobra superior para que se puedan sacar adelante.

Adelantarse al futuro
El Museo Reina Sofía tiene en la actualidad un presupuesto anual de cincuenta millones de euros. Ahora, con este nuevo marco, podrá contar con patrocinios de mecenas y de empresas para gestionar los espacios del museo y mover algunas exposiciones. De hecho, durante este curso están previstas nuevas muestras. La próxima iniciativa que se presentará es la de Lygia Pape (en la imagen), que trae la performance «Divisor». Algo que coincidirá con una muestra en el museo. También está prevista para junio otra exposición dedicada a Elena Asins y otra centrada en Leonor Antunes, también prevista para ese mes. Según Mercedes de Palacio, subsecreataria del Ministerio de Cultura, el Reina Sofía es un modelo de gestión. Por eso se le ha concedido esta posibilidad para que, como indicó, pueda adelantarse «al futuro».