PSOE

El baile del ganador por José Luis Fernández Peña

La Razón
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Se cerraron las aguas del Mar Rojo. Comienza una nueva partida. El PSOE está llamado a apretar los dientes y tragar saliva ante un PP exuberante y reformista sin complejos. Debe lamerse con urgencia las heridas abiertas. Sólo el PSOE hasta la fecha ha demostrado saber abrirse en canal para dirimir su liderazgo y después cerrar filas, hombro con hombro, para reconquistar el poder. Toca ponerse en pie.
Aunque con más apuros de los esperados, una mayoría de la delegación socialista ha comprendido que se avecinan tiempos de certidumbres, de racionalidad, de firmeza, de resistencia solvente. Son cualidades éstas más pregonadas por Rubalcaba, frente a la atractiva opción de Chacón que con un discurso bien armado y excitadamente representado sugería a una suerte de segunda parte de zapaterismo. Así es. Quien se esforzó en representar el cambio fue atisbada como continuidad. Ibarra lo dice a su manera. La victoria de Rubalcaba, de entrada, hace justicia con un candidato que asumió generosamente como propia una derrota vergonzante, la del 20-N, de la que no fue ni el único, ni el principal responsable, como muchos trataron de visualizar. La imagen de ayer de un Rubalcaba serenamente exultante, sobrio y racional en el discurso de la mañana y extraordinariamente emotivo por la tarde, llevado en volandas por sus más cercanos, contrasta con la forzada soledad con la que comparecía la noche del 20 de noviembre en Ferraz. La foto de ayer reconforta a los socialistas menos laicos; Dios tal vez exista. De la estrecha diferencia de 22 votos pueden derivarse muchas lecturas. La primera, que en el PSOE no hay un liderazgo claro e incontestado. La segunda, que las continuas y recurrentes apelaciones al cambio, la juventud o la novedad mueven más titulares que papeletas. La tercera es que si el voto es en democracia la principal unidad de medida, Rubalcaba aventaja a Chacón en credibilidad. Si el ágora sevillano era un laboratorio de ensayo, los delegados han dicho mayoritariamente que para experimentos, mejor profesionales de la química que de la alquimia. El congreso producirá sin duda efectos colaterales en los territorios y en la personas. Fueron más los que con neutralidad activa o militante apoyaron a Chacón. La generosidad, el sentido común y la apelación a la unidad invocados por Rubalcaba invitan a pensar que a ninguno de los chaconistas les echará el mal de ojo, pero es lógico también intuir que cuando redacte su libreta de baile, la noche de su gala no serán los primeros en ser cogidos del brazo. Pero es su fiesta, que se sirva a gusto.

José Luis Fernández Peña