Colegios profesionales por Ana PASTOR

La primera regulación de las Profesiones Sanitarias en España se produce a mediados del siglo XIX. Diversas Leyes posteriores se preocuparon de regular, aunque fuera de forma muy incipiente, el ejercicio profesional. La Ley General de Sanidad se refiere únicamente al ejercicio libre de las profesiones sanitarias, sin afrontar su regulación, aunque sí prevé la homologación de la formación postgraduada y el perfeccionamiento y especialización de los sanitarios, Es la LOPS, en el año 2003, la que reconoce como profesiones sanitarias «aquellas cuya formación pregraduada o especializada se dirige especifica y fundamentalmente a dotar a los interesados de conocimientos, habilidades y actitudes propias de la atención de salud, y que están organizadas en Colegios Profesionales oficialmente reconocidos por los poderes públicos…».

Las Organizaciones Colegiales cobran en esta Ley un papel protagonista, porque tienen como principal razón de ser la representación de la profesión, la ordenación en el ámbito de sus competencias de la actividad profesional de los colegiados y la defensa de sus intereses profesionales.

Y además porque cumplen una función social que no se limita a la defensa de los intereses particulares de los profesionales, sino que también responde a las necesidades de la propia sociedad, porque el correcto ejercicio de la profesión acarrea un beneficio para todos. Tampoco ellas han escapado a la evolución que la atención sanitaria está experimentando en la actualidad. Los ciudadanos cada vez son más participativos, están más formados e informados, han dejado de ser sujetos pasivos de la relación asistencial sanitaria para ser agentes activos de su propia salud. Este nuevo papel del ciudadano plantea nuevos retos a todas las instituciones implicadas en que el servicio sanitario sea de calidad, entre las que se incluyen, cómo no, los Colegios Profesionales.

La función colegial requiere también la búsqueda de la excelencia profesional, dedicación y sensibilidad para dar respuesta a los nuevos retos profesionales sin perder de vista lo que la sociedad demanda de todos nosotros. Conseguir el reconocimiento profesional y la legitimidad social a través de la excelencia en el trabajo diario es su verdadera razón de ser y por eso hemos de cuidarlos y apoyarlos.