Barcelona
Ana María Moix: «Los niños quieren la fama como oficio»
Con firma propia. Profesión: escritora y poeta, traductora y articulista. Es también la hermana de Terenci Moix. Nació: en 1947, en Barcelona. Por qué está aquí: por su libro «Manifiesto personal» (Ediciones B).
–«Manifiesto personal». ¿Un desahogo?
–En parte, sí; quería volver a vomitar, contar lo que escucho en la cola del pan y de la carnicería, qué le duele al vecino.
–¿Y qué le duele?
–La situación económica, el paro, el miedo al paro. Vivimos peor que antes y nuestras vidas se han empobrecido, también, en el aspecto humano.
–Parece que su libro está en la línea de «Indignaos»...
–Quizá, pero con esperanza. Yo estoy indignada con los gobernantes y con nosotros mismos.
–¿Y cree que si nos indignamos mucho conseguiremos cambiar algo?
–Nunca es inútil indignarse, pero hay que hacerlo con sensatez y sentido común, no con alboroto y violencia.
–¿Hay que cambiarlo todo para que todo siga igual?
–Hay que recobrar los valores tradicionales: solidaridad, libertad, igualdad. Hace falta una revolución sin guillotina ni jacobinos.
–¿Qué es lo primero que cambiaría usted?
–La educación. Si no cambia la educación, sobre todo en casa, estamos perdidos.
–Dígame que le tiene indignada...
–El aumento de la pobreza.
–¿Y qué le indigna de sí misma?
–Poner el dedo en la llaga sin aportar soluciones. Es doloroso.
–Habla de las taras anímicas de la sociedad civil española. ¿La mayor?
–La indiferencia ante todo. Viene de antes de la crisis, de la falsa opulencia, de cuando nos creímos los reyes del mambo y nos hicimos egoístas, individualistas.
–Habla de la agonía de los valores tradicionales.
–Han sido sustituidos por la fama. Hoy los niños sólo quieren ser famosos: salir en la tele. Quieren la fama como oficio.
–Dice que se aburre en un acto cultural, pero nunca en la cola del pan...
–Sí. Los actos culturales son a veces aburridos. La intelectualidad se ha apuntado al dinero y a la fama.
–¿En la cola del pan o de la carnicería está la verdad?
–Ahí está lo que a la gente le preocupa y lo que me preocupa a mí.
–Está con quimioterapia. ¿Cómo lleva la enfermedad recién descubierta?
–La llevo con cabreo y esperanza. Nunca fui muy optimista. El miedo a la muerte siempre lo he tenido presente, como la fugacidad de todo.
–«No hay nada más veloz que los años». (Ovidio)
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