Murcia

OPINIÓN: Pasión muerte

La Razón
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El camino de la Cuaresma que emprendimos el miércoles 9 de marzo ha llegado a su final. Queríamos llegar «a la montaña santa con el corazón contrito y humillado» para reencontrarnos con nuestro ser más profundo: somos imagen y semejanza de Dios Padre-Amor, que nos ha creado para, libremente, amar a nuestros hermanos y desear vivir en la eternidad con Él. Este monte santo es la cima del Calvario. Hemos llegado a él desde el desierto y sus tentaciones, pasando por la experiencia de la Gloria anticipada en el Tabor, y dejándonos encontrar por el mismo Jesús en nuestra sed de amor, en nuestra ceguera y en nuestra muerte existencial por el pecado. Ahora Jesús nos invita a subir con él al monte de «la Calavera», al Gólgota. Iniciamos la Semana de Pasión, la semana grande. No es un recuerdo, un aniversario... es invitación gozosa a hacer la experiencia del amor desbordante y misericordioso de Dios.
Tiempo de Pasión, pero no tiempo de dolor y amargura. La pasión no siempre es algo negativo o rechazable, porque se ama con pasión, se apasiona uno con la música o el arte, en el deporte se siguen unos colores apasionadamente… Ciertamente si la pasión es consecuencia del dolor, del sufrimiento o de la maldad humana, su connotación si es negativa. Cuando hablamos de La Pasión, hemos sustantivizado el término de tal modo que nos referimos a los días, y más concretamente las horas últimas, de la vida terrena de Jesús. Es aquí donde el término «pasión» adquiere todos sus sentidos y todos sus matices, puesto que si bien se trata del arresto, los ultrajes, los golpes, la crucifixión y la muerte cruel de Jesucristo, no es menos cierto que estamos ante la mayor prueba de amor apasionado, de donación desinteresada y de entrega enamorada. Pasión-Amor y Pasión-Dolor se unen en esta semana.
Hoy, de Pasión, se nos introduce en el misterio de amor con la lectura pausada y teatral del texto evangélico de Mateo, desde la entrada triunfal en Jerusalén hasta el sellado del sepulcro. Cada día de esta semana se nos invitará a hacer nuestra la kénosis de Jesús -por amor- para también con él ser glorificados: Santo, pasión de amor en el perfume derramado por María de Betania en los pies del Maestro; y Miércoles, anuncio de la traición de Judas y la negación de Pedro, llamada fuerte a la conversión e invitación a conocer nuestra realidad pecadora e infiel. El Santo es el inicio del fin: partido y Vino de fiesta convertidos en Eucaristía; amor y olor se dan la mano: es el día del Amor Fraterno. El Santo es la cumbre: roto y Sangre derramada, Muerte que da Vida. El Sábado Santo ejercitamos la esperanza, hasta despertar al alba con el Sepulcro vacío y nuestra vida repleta de eternidad. La Pascua de Jesús se hace Pascua personal, «paso de Dios» por mi vida.
¡Dejémonos sorprender por esta semana! ¡Feliz y Santa Semana!


Luis Emilio PASCUAL
Capellán de la UCAM