Crítica de libros
Urge la solución por Iñaki Zaragüeta
Problema gravísimo, complejo y de difícil solución. Más de lo que parece a primera vista. Me refiero a los desahucios, situación que debería haberse analizado y previsto antes, desde el momento en que apareció la crisis, cuando emergieron los primeros brotes –negros, no verdes– y las Cajas y Bancos comenzaron a recibir impagos y abandonos de pisos sin siquiera entregar las llaves, especialmente de inmigrantes.
Aciertan Rajoy y Rubalcaba de ponerse a trabajar, hombro con hombro, para superar esta encrucijada, entre otras cosas porque la justicia social es una obligación moral y, valga la redundancia, social. Lástima que haya sido necesaria la tragedia de algunos suicidios, circunstancia vergonzosa en un país avanzado.
Fue San Agustín quien plasmó unas palabras dignas de reflexión, utilizadas también por el actual Papa, creo que en su primera encíclica, «cuando se suprime la justicia social ¿qué son los reinos sino grandes bandas de ladrones?».
En cualquier caso, la solución no es sencilla. Ofrece demasiados flecos. ¿Cómo se diferencian unos de otros deudores de hipotecas? ¿habrá retroactividad? ¿qué pasa con quienes ya han perdido la vivienda? y un sinfín de interrogantes más, que nuestros gobernantes deben plantear y superar con urgencia, como expresaba ayer el editorial de LA RAZÓN, teniendo en cuenta los casos más sangrantes. Las entidades financieras han recibido ingentes cantidades de euros como para irse de rositas.
No se trata de caridad. Hay que ser justos antes que generosos. Esa es la perspectiva desde la que deben legislar nuestros dirigentes. Si el principio de Confucio se llevaran al extremo «donde hay justicia, no hay pobreza» el mundo funcionaría mejor y sería más habitable. Así es la vida.
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