Gómez se juega el despacho

MADRID- El 12º congreso de los socialistas figura del actual secretario general, Tomás Gómez, envuelta en polémica. Su informe de gestión fue aprobado por los 979 delegados que se acreditaron para participar en el cónclave que reúne a la plana mayor del PSM este fin de semana en el hotel Auditorium. En la misma sede en la que hace cuatro años Gómez se presentó como el nexo de unión de una federación hecha pedazos y en la que las rencillas entre las familias socialistas estaban a la orden del día; hoy, convertido en todo un veterano al frente del PSM, volverá a toparse con un escenario similar pero sin el importante apoyo del aparato federal que ha preferido aliarse con su rival en el congreso, Pilar Sánchez Acera.
Desde Ferraz quieren que el PSM «cambie para volver a ser el PSOE unido a los ciudadanos», solicitó durante su discurso inaugural un Alfredo Pérez Rubalcaba que se quejó de que en una región con seis millones de habitantes los militantes socialistas «no lleguen a 20.000». Gómez, en cambio, volvió a apelar a «causas generales» cuando le tocó hablar de su responsabilidad en que el PSOE obtuviera en las pasadas autonómicas y municipales los peores resultados de su historia.
Más allá de las palabras –Gómez insistió en que en estos años el partido «está en un camino más estable y sólido con un proyecto liderado por la mayoría y libre de antiguas ingerencias, también para influir en el proyecto federal»– el pulso de la cita socialista se podía tomar en los gestos del aforo durante los discursos. Así, minutos antes de que el secretario general del PSM comenzara a pedir un partido «unido pero no unánime», las diferencias entre «tomasistas» y «pilaristas» ya se habían dejado notar durante los aplausos al líder nacional. Y es que, mientras la mitad del auditorio se levantó de inmediato para ovacionar al secretario general, el otro cincuenta por ciento de asistentes se hicieron los remolones durante unos segundos antes de ponerse en pie y comenzar a dar palmas a Rubalcaba. El secretario general también dejó su gesto para la militancia y, aunque no escatimó afectos a Gómez en su entrada en un escenario que ocupaba la actual Ejecutiva regional, no quiso sin embargo quedarse a escuchar lo que el líder madrileño quería explicar a los delegados y apenas terminó su discurso se marchó, lo que obligó a realizar un receso no previsto en la cita socialista.
«Todavía hay partido», insistían a última hora de ayer miembros de ambas candidaturas. No será hasta hoy cuando las papeletas pongan nombre al que será a partir de ahora líder del PSM, aunque anoche todos se veían ganadores. «Vamos sobradísimos, contamos con cerca de 500», informaron desde la plataforma de apoyo a Sánchez Acera. Los de Gómez, por su parte, también hablaban de un gran número de apoyos aunque prefirieron no precisar sus datos. Al cierre de esta edición, los delegados en el congreso regional del PSM continuaban reunidos y ya habían realizado más de 50 intervenciones sobre la gestión de la actual Ejecutiva regional. De éstas, más de la mitad fueron críticas a la gestión del equipo de Gómez que ayer se mantenía al lado de Trinidad Rollán, su secretaria de Organización condenada en el TSJM por prevaricación.

Un proceso plagado de trabas para la «alternativa»
La candidatura de Pilar Sánchez-Acera protestó ayer por las trabas que la organización del Congreso a puesto, a su juicio, para reunir avales y para que el voto sea secreto. José Vicente Espino, del equipo de Sánchez-Acera, recordó que en el reciente Congreso Federal de Sevilla tuvieron toda la noche para buscar avales, mientras que ayer el plazo fue de dos horas. También se quejaron de que el uso de la cabina sea optativo y no obligatorio, como en Sevilla, para votar.